Ya existen algunos productos en el mercado específicamente diseñados para evitar que se derrame el vino, sin embargo estos dispositivos requieren un añadido en el cuello de la botella.
Un físico llamado Daniel Perlman ha conseguido diseñar una botella que ya no goteará, sin que tengamos que hacer ninguna modificación en ella.
El problema del goteo
Perlman es, además de inventor y biofísico de la Universidad de Brandeis, un amante del vino, y sabe que el goteo constituye un problema a la hora de servir las copas. Tras estudiar minuciosamente el borde del gollete, el labio, ha logrado cortar una ranura circular muy precisa justo debajo de éste que evita la formación de la gota.
Perlman analizó la formación de la gota en vídeos grabados en cámara lenta, descubriendo que el vidrio, al ser hidrófilo, atraía la gota: la corriente de vino, pues, tiende a curvarse hacia atrás sobre el labio y a correr por el lado de la botella.
Con la ranura de Perlman la gota no puede atravesarla y se ve obligada a caer de la botella en el vaso junto con el resto del vino. Concretamente, la ranura debe tener unos 2 milímetros con una profundidad de 1 milímetro. Por primera vez, pues, los goteos y las manchas podría acabarse para siempre si los fabricantes de botellas adoptan este diseño.
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