Ya lo dijo Julio Verne, que llegará un momento en el que las creaciones de la ciencia superarán a las de la imaginación. Una vez más tenemos esa sensación al leer noticias de un avance técnico. En este caso, el laboratorio de NanoRobótica del Instituto Politécnico de Montreal se acerca a la mítica película El Chip Prodigioso, logrando por primera vez que una esfera ferromagnética de 1,5 mm de diámetro, controlada por software, viaje por la arteria carótida de un animal vivo, concretamente un cerdo al que se le detuvo el flujo sanguíneo temporalmente.
Con una velocidad de 10 cm/s y una exactitud de 1 mm, el equipo encabezado por Sylvain Martel, dirigía el prototipo a través de un programa que controla tres bobinas para dirigir objetos a través de gradientes magnéticos. Al mismo tiempo, un escáner va mostrándonos al dispositivo y al material que lo rodea, permitiendo marcar su trayectoria a través de la pantalla de un ordenador.
Ante este hito, se está trabajando para lograr reducir aún más el tamaño del dispositivo y, según Martel, "la inyección y el control de nanorobots dentro del cuerpo humano, que contiene casi 100 mil kilómetros de vasos sanguíneos, es un camino prometedor que podría permitir a la medicina de intervención, apuntar en los sitios que permanencen hasta ahora inaccesibles para los intrumentos modernos, tales como catéteres".
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