Sin duda será el mejor fármaco antipalúdico que se elabore, ya que no será necesario recurrir a la planta Artemisa annua, la que aparece en la foto y de la cual se extrae la artemisinina, un compuesto que se utiliza para luchar contra el parásito que provoca la malaria o el paludismo.
Es mejor porque además de que el coste se ve notablemente reducido, de 2,40 dólares a tan sólo 25 céntimos de dólar, lo que posibilita mayor acceso para millones de personas que contraen esta enfermedad, también lo es porque la demanda de fármacos era tan grande que no se podían cubrir todas las necesidades.
Hace dos años, se logró cultivar una bacteria con la que conseguían un precursor químico de artemisinina, un fermento transgénico. El paso que han realizado ahora es utilizar tres genes de la planta sobre este fermento consiguiendo producir grandes cantidades de ácido artemisínico
Gracias a unas investigaciones dirigidas por el químico bioingeniero Jay D. Keasling, se puede haber logrado la clave para la producción de artemisinina a gran escala sin temor a no poder cubrir la demanda mundial y facilitar un buen coste para los países que están en vías de desarrollo. Hay que recordar que en estos países la enfermedad es contraída anualmente por unas 350 y 500 millones de personas, llegando a matar hasta medio millón de personas al año.
De momento están a la espera de que este nuevo producto pase las pruebas que garanticen una inocuidad total por tratarse de un producto sintetizado mediante manipulación genética y además hay que comprobar si es posible fabricarlo industrialmente con el coste que hemos mencionado antes.
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