Los estrógenos, las hormonas sexuales femeninas, podrían conseguir que los cánceres hepáticos disminuyeran su crecimiento, gracias al papel inhibidor sobre determinadas señales químicas que parecen ejercer sobre la inflamación que se da en este tipo de tumores.
Los conocimientos actuales han mostrado una incidencia de hepatocarcinoma hasta cinco veces mayor en hombres que en mujeres, algo que hasta ahora se había atribuido principalmente a los distintos estilos de vida que acompañan a los roles tradicionales de los diferentes sexos.
Asimismo, tanto en el hepatocarcinoma como en los cánceres colorrectales la respuesta inmune del individuo ha demostrado que contribuye de forma relevante al crecimiento de las masas tumorales.
El doctor Willscott Naugler, de la Universidad de California, ha observado que los estrógenos impiden la secreción a nivel hepático de un marcador inflamatorio conocido como IL-6 y que en los individuos masculinos que carecen de esta molécula la incidencia de hepatocarcinoma es igual que en el sexo femenino.
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