Frente a determinados tratamientos contra la pérdida de cabello, los hombres quizá deberían plantearse la siguiente disyuntiva: ¿prefiero quedarme calvo o sufrir disfunción eréctil durante un largo espacio de tiempo?
Eso es lo que revela un nuevo estudio realizado por especialistas de la Facultad de Medicina de la Universidad del Noroeste, en Chicago, a propósito de los fármacos contra la calvicie, dutasterida y finasteride.
Frenando la testosterona
Tras monitorear a 11.000 hombres que tomaban dutasterida y finasteride para frenar la caída del cabello, se descubrió que casi el 2% de ellos comenzó a sufrir problemas permanentes de disfunción eréctil tras haber comenzado el tratamiento. Además, el problema se mantuvo tras haber dejado de consumirlos, durante un período que iba desde los siete meses a los cuatro años.
La causa de este trastorno se debe al bloqueo de determinadas hormonas, como la testosterona. En total, los investigadores calculan que los varones que siguen dichos tratamientos tienen un 4% más de riesgo de sufrir impotencia. Un riesgo que es mayor aún en aquellos que tienen un tipo sanguíneo A,B y AB, que quienes lo tienen el O.
Los científicos creen que estos efectos adversos han recibido una mínima atención, y por lo tanto, es necesario llevar a cabo más estudios para confirmarlos y para determinar la razón por la cual estos efectos secundarios persisten en algunos individuos.
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