La rinitis es una inflamación de la mucosa nasal que provoca obstrucciones, secrecciones nasales, picores y estornudos.
Puede ser crónica o perenne según la época del año en que se provoque, pero es una enfermedad muy molesta debido a que sus síntomas merman el ritmo de vida del paciente.
La tendencia a padecerla es hereditaria, y sus causas van desde una simple alergia o problemas al adaptarse a cambios de temperatura, hasta el uso indiscriminado de medicamentos o la exposición a irritantes químicos como gasolina o humo de tabaco.
La rinitis alérgica es el tipo más común y se debe a las heces de los ácaros del polvo. Los pacientes que la sufren son también asmáticos y su tratamiento está enfocado a controlar el ambiente en el que viven. Medidas básicas son la limpieza del hogar, ventilación, evitar el tabaco, las alfombras, animales peludos, etc. así como el uso de medicamentos antihistamínicos, descongestivos y corticoides para reducir la hinchazón. Hay que tener en cuenta que la mucosa nasal se encuentra conectada con la mucosa ocular, así que muchas rinitis mal tratadas suelen derivar también en conjuntivitis.
Es considerada una enfermedad crónica y debe ser controlada por un médico, aunque también existe la posibilidad de una vacuna que inmuniza al paciente contra el alergeno (ácaros en el caso de la rinitis alérgica), con una alta tasa de éxito.
Como nota curiosa, el 28% de los pacientes alérgicos en la comunidad canaria padece de rinitis, de los cuales el 60% también tienen asma. Los expertos han visto que estos datos son similares a los de las islas de Gran Bretaña y Australia y se está estudiando la posibilidad de que esté provocada por otros factores diferentes a los indicados.
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