Las deficiencias en el factor de crecimiento IGF-I, una molécula de la familia de la insulina provoca sordera neurosensorial. A esta conclusión han llegado los científicos del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Las pruebas las han efectuado con ratones y según nos indican son extrapolables a los humanos, ya que ambos presentan los mismos defectos de audición en el momento que existe un déficit de esta molécula.
Las deficiencias en el factor IGF-I, tan necesario para el crecimiento normal de las personas, generan multitud de síndromes y problemas de crecimiento, además de retraso mental o microcefalia, éstos, casi siempre están unidos a la sordera neurosensorial.
Es una buena noticia ya que permitirá que la sordera de origen genético o la de carácter ambiental, pueda ser tratada. El estudio nos muestra, y citamos textualmente, que “Esa característica hace que el IGF-I tenga un gran potencial terapéutico, tanto en los casos de sordera de origen genético (más del 50% de los casos) como ambiental.
Aunque el factor IGF-I es un fármaco aprobado y efectivo, está recomendado para un número tan limitado de casos que no es rentable su comercialización.”
Suponemos que aunque no se comercialice, sí podrá tratarse a los pacientes que presenten estos problemas, ya que el factor económico todavía afecta al desarrollo de fármacos para determinadas dolencias.
Vía | Europapress Más información | IIB