La cirugía estética no está exenta de polémica, aunque su popularidad sigue en aumento. Uno de los procedimientos más comunes, la liposucción, cuenta con una nueva teoría para facilitar las intervenciones. La idea, utilizar nanopartículas de oro para derretir la grasa y posteriormente succionarla.
Las nanopartículas de oro parecen ser la piedra angular de la tecnología médica actual. Sus usos no parecen tener fin, desde la detección del cáncer a la creación de piel artificial. Su principal característica es que se calientan rápidamente después de una exposición a luz infrarroja, lo que puede derretir ciertos tipos de tejido como las células cancerosas.
Aunque la liposucción es un procedimiento común, no está exenta de riesgos. Presenta una serie de efectos secundarios como hematomas y tiene un tiempo de recuperación relativamente largo. El procedimiento consiste en inyectar en la grasa del paciente una solución salina y anestésica, luego se inserta una aguja hueca en la zona de grasa y ésta se raspa para romperla y succionarla, en ocasiones la técnica no es demasiado precisa y se succiona otro tipo de tejido.
Las nanopartículas de oro simplifican el proceso, se inyectan en la zona grasa y luego se expone la zona a luz infrarroja. Dado que la grasa funde a temperaturas más bajas que otros tejidos, sólo este tipo de tejido es afectado. Después de que la grasa se ha derretido se extrae con una aguja.
Por el momento la técnica se ha probado en manteca y en animales satisfactoriamente y se espera contar pronto con ensayos sobre humanos.
Vía | Chemical & Engineering News
Foto | wikimedia commons por Rob Lavinsky
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