El efecto placebo es una pesadilla tanto farmacológica como sociológica. Farmacológica porque la industria médica debe elaborar costosos ensayos clínicos aleatorios y con doble ciengo (ni paciente ni médico saben cuál es el place) con muchos pacientes para sortearlo. Sociológico porque, en gran parte, el placebo es el responsable de que haya tanta gente (incluso culta e inteligente) que adopte el mantra "pues a mí me funciona".
El placebo es una sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz. La cuestión es que podrían haber personas predispuestas genéticamente a que el placebo les surta efecto. Detectarlas podría simplificar los ensayos clínicos.
Es lo que sugiere un estudio de Kathryn Hall, investigadora de la Universidad de Harvard, publicado en Trends in Molecular Medicine. Hall ha descubierto el placeboma. Según explica:
Nuestra propuesta de incorporar un estudio formal de placebo en los ensayos clínicos futuros es innovadora y podría representar un ahorro significativo de costes, al llevar a un rápido acceso al conocimiento de los mecanismos implicados en la respuesta al placebo en una amplia variedad de enfermedades y regímenes de fármacos.
Vía | Eju!
Imagen | Fillmore Photography
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Mar
Me parece muy interesante que algún día se pueda saber si existe una predisposición genética a que el efecto placebo funcione en unas personas y no en otras.
Pero me da a mi que no sólo y exclusivamente se trata de algo codificado en el ADN. Nuestra mente es aún una de las grandes áreas casi desconocidas (a pesar de todo lo que ya se ha logrado conocer sobre su funcionamiento, plasticidad, etc.).