¿Qué pasa cuando nos tragamos la lengua?

¿Qué pasa cuando nos tragamos la lengua?
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Lo que sucede realmente cuando nos tragamos la lengua es… nada. Porque tragarse la lengua es imposible, a pesar de las innumerables películas en la que un tipo tiene un desmayo y tratan de que no se trague la lengua con unos fórceps, un pañuelo, los dedos, trozos de madera o cualquier otra argucia.

Si bien el músculo de la lengua puede bloquear temporalmente la vía respiratoria cuando nos quedamos inconscientes, porque queda laxo y cae hacia la garganta, la lengua vuelve a la posición normal por sí sola en pocos segundos, gracias a un pequeño trozo de tejido llamado frenulum linguae.

El mito de que hay riesgo de que nos traguemos la lengua data de los orígenes de los primeros auxilios, a finales del siglo XIX.

Lo que sí sucede cuando estamos a punto de morir es que pueda fallar el reflejo de la deglución, lo que conduce a una acumulación de saliva y mucosidad en la parte posterior de la garganta, que es lo que origina el llamado “ronquido de la muerte”.

Otra cosa es tragar saliva, que lo hacemos unas 2.000 veces al día, en un proceso automático en el que están implicados nada menos que doce músculos diferentes. A no ser que suframos Alzheimer o hayamos sufrido un ictus, entonces, en ocasiones, la capacidad de tragar se pierde, precisándose la ayuda de logopedas que nos enseñen de nuevo a hacerlo empleando exactamente la misma combinación de músculos que usábamos antes.

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