Debido a la controversia que ha levantado específicamente la práctica homeopática en el artículo Las 5 medicinas alternativas… más alternativas, hoy vamos a profundizar un poco más en los entresijos de esta medicina (o pseudomedicina).
La homeopatía nació en el siglo XIX y sostiene que si se provocan en el organismo los mismos síntomas que se sufren, este reacciona y acaba curándose. Así pues, al contrario de la medicina corriente o alopática, la homeopatía combate los síntomas imitándolos, se basa en la similitud y no en lo contrario.
Los medicamentos homeopáticos son sustancias diluidas tantas veces que se toman en cantidades infinitesimales, pues se supone que esas diluciones guardan la memoria de la sustancia pero no su toxicidad.
A partir de aquí no hay unanimidad. El último ataque científico a la homeopatía se produjo en Gran Bretaña, en febrero del 2010, cuando un comisión de expertos firmó un informe en el que recrimina al Gobierno por destinar dinero público a la homeopatía por considerarla “mala medicina”. Piden que se eliminen los fondos estatales dedicados a tratamientos homeopáticos.
En agosto de 2005, la revista The Lancet publicó un trabajo donde se aseguraba que la homeopatía no es mucho más eficaz que el placebo.
Sin embargo, cada vez hay más cursos reglados en la universidad que imparten clases sobre homeopatía. Decenas de centros universitarios españoles ofrecen másters y posgrados a médicos y veterinarios. Unos 8.000 médicos han recetado alguna vez un medicamento homeopático.
En España, se ha pasado en sólo 7 años de un 15 % de pacientes que se trata con esta medicina alternativa a un 30 %.
Pero los detractores afirman que no existen todavía evidencias científicas sobre los resultados ofrecidos por la medicina homeopática. Funciona, pero parece funcionar como lo hace un placebo. Además, los tratamientos suelen ser individualizados, a partir de un extenso historial clínico, lo cual complica especialmente la demostración científica.
La regulación jurídica es también un gran problema. El único intento de regulación hasta ahora en España, en 2007, fue suspendida cautelarmente y finalmente tumbado por los tribunales dos años después. Desde el Ministerio de Sanidad sostienen que difícilmente se resolverá en la cuestión en la presente legislatura, pues la regularización ha de establecer quién puede y quién no puede ejercer este tipo de terapias y qué conocimientos hay que tener para hacerlo. Lo cual resulta todavía complejo.
Mi humilde punto de vista, después de haber leído algunos libros sobre el tema, así como los resultados en diversos experimentos de doble ciego (ni el médico ni el paciente saben si tratan con un placebo o con una medicina), es que la homeopatía es uno de tantos camelos que son tan psicológicamente confortables. ¿Qué opináis vosotros?
Vía | La Vanguardia
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