Los padecimientos con dolores crónicos, incluyendo los que producen los efectos secundarios de la quimioterapia y el cáncer de huesos, podría atajarse gracias a un artimaña biológica que los eliminaría, concretamente a través de las interacciones entre componentes moleculares que producen el dolor. Al menos es lo que sugiere un estudio (aún con ratones) llevado a cabo por un grupo de investigadores dirigido por Daniela Salvemini, de la Universidad de Saint Louis.
El estudio señala que, gracias a la activación el receptor A3 en el cerebro o la médula espinal de los animales de laboratorio, los sufrimientos desaparecen. Ello se logra con el estimulador químico natural del A3, una sustancia llamada adenosina, o con un sucedáneo artificial.
La nueva técnica no solo alivia el dolor más eficazmente, sino que además evita los efectos adversos de los opiáceos y otros analgésicos. Tal y como explica Selvemini:
Durante mucho tiempo se ha apreciado que el aprovechamiento de los efectos analgésicos potentes de adenosina podría proporcionar un paso avance hacia un tratamiento efectivo para el dolor crónico. Nuestros hallazgos sugieren que este objetivo se puede lograr por centrar la labor futura sobre la vía A3AR, en particular, su activación proporciona la reducción del dolor robusta a través de varios tipos de dolor.
Vía | Science daily
Imagen | Verano y mil tormentas.
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