Habida cuenta de la escasez de mascarillas N95, un equipo de bioingenieros y expertos clínicos del Hospital Brigham and Women's y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) están desarrollando, aún en forma de prototipo, una nueva solución sostenible para los trabajadores de la salud para brindar protección durante la pandemia.
El el sistema iMASC. Los resultados preliminares se han publicado en el British Medical Journal Open.
iMASC
El material seleccionado para el iMASC es un caucho de silicona que puede soportar el calor de hasta 300 ºC y se usa en una amplia variedad de productos, incluidas las bandejas de hornear de silicona, la ropa interior, los implantes médicos y algunos los dispositivos médicos.
El equipo creó las mascarillas utilizando moldeo por inyección, una técnica de fabricación común en la que un material líquido se vierte en una cavidad del molde para darle forma. Unas correas elásticas aseguran la máscara en su lugar y dos filtros reemplazables evitan que entren partículas sólidas.
El equipo probó varias técnicas de esterilización en las máscaras, incluyendo autoclave, remojo en una solución de lejía y remojo en isopropanol. Si bien 10 ciclos de autoclave hicieron que las máscaras fueran un poco más rígidas, no hubo grandes diferencias en las máscaras esterilizadas en comparación con las máscaras antes de la esterilización.
Utilizando el modelado tridimensional, el equipo evaluó cómo la máscara podría ajustarse en diferentes usuarios y cuánta fuerza se necesitaría para mantener la máscara segura en una variedad de formas y tamaños de cara. Además, el equipo reclutó a trabajadores de la salud del Brigham en un pequeño estudio de prueba de ajuste.
De los 20 participantes que realizaron pruebas de ajuste, el 100 % completó el proceso con éxito. Cuando se les preguntó sobre sus preferencias, los participantes respondieron que:
- El 60 por ciento estaría dispuesto a usar el sistema iMASC en lugar de una máscara quirúrgica, mientras que el 20 por ciento no tenía preferencia.
- El 25 por ciento preferiría el sistema iMASC en lugar de una máscara N95, mientras que el 60 por ciento indicó que no tenía preferencia.
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