Por norma general las vacunas se administran por debajo de la piel, por vía muscular mediante una aguja. Las vacunas presentan en su composición coadyuvantes que pueden llegar a causar cicatrices y úlceras, estos compuestos son sustancias químicas como sales de aluminio y aceites que funcionan imitando al patógeno para que el sistema inmune lo identifique y reaccione. Se hace necesario descubrir nuevos coadyuvantes para administrarlos junto a las vacunas.
Un estudio reciente sugiere que iluminar brevemente el área donde se va a inyectar la vacuna con luz láser, podría aumentar entre cuatro y siete veces la eficacia de la vacuna contra la gripe. El método también tiene la ventaja de no necesitar a los coadyuvantes químicos habituales. El estudio se realizó sobre ratones y cerdos, aunque los investigadores sugieren que la técnica podría aplicarse a los seres humanos.
Los láseres crean micro heridas en la piel que se curan por sí mismas a los poco días. Al morir las células envían la señal de alerta que hace que el cuerpo responda a los virus provocando una reacción inmune. La técnica presenta menos efectos secundarios en comparación con los producidos por los coadyuvantes químicos convencionales y permite eliminar ciertos compuestos presentes en las vacunas como el aluminio.
Vía | popsci