Según un análisis global de alta resolución y a largo plazo las superficies iluminadas artificialmente en la Tierra aumentan más de un 2,2% al año y, entre 2012 y 2016, la iluminación artificial nocturna ha aumentado un 9,1%.
El análisis ha sido realizado con los datos recopilados por el Radiómetro de Imágenes por Infrarrojos Visibles (VIIRS, por sus siglas en inglés), un sensor satelital con una resolución espacial de 750 metros.
Luz artificial
La luz artificial es un contaminante ambiental que amenaza a los animales nocturnos y afecta a las plantas y microorganismos. Concretamente, esta contaminación lumínica amenaza al 30% de los vertebrados y al 60% de los invertebrados nocturnos.
El crecimiento de luz por la noche desde 2012 hasta 2016, el periodo que estos investigadores evaluaron, casi iguala el aumento global del producto interno bruto (PIB).
Los cambios de iluminación variaron mucho según el país, superando en mucho la tasa global en algunos casos, y con descensos en el brillo en sólo unos pocos, como Yemen y Siria. En algunas de las naciones más brillantes del mundo, como Estados Unidos y España, el resplandor se mantuvo estable, mientras que, para la mayoría de los países en América del Sur, África y Asia, creció.
En un plazo medio, parece que la iluminación artificial seguirá en aumento, según los autores de este estudio, Christopher Kyba y sus colegas, que ha sido publicado en Science Advances.
Según un estudio de realizado por Cathy Wyse, de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido), y publicado en la revista BioEssays, la luz artificial que nos rodea interrumpiríalos ciclos de luz natural, que están sincronizados con nuestros ciclos de vigilia y sueño, gestionado por un reloj molecular que se encuentra presente en todas las células del cuerpo humano.
Este desequilibrio producido por fuentes de luz, llamado «desincronía circadiana», altera los sistemas del cerebro que regulan el metabolismo, aumentando así la probabilidad de desarrollar obesidad y diabetes.
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