Las emisiones mundiales de dióxido de carbono han alcanzado los niveles más altos de la historia, en la última evidencia del abismo entre los objetivos internacionales para combatir el cambio climático y lo que están haciendo los países para combatirlo.
Entre 2014 y 2016, las emisiones se mantuvieron en gran medida iguales, lo que condujo a la esperanza de que el mundo comenzara a dar un giro. Esas esperanzas han sido frustradas. En 2017, las emisiones globales crecieron 1.6 por ciento. El aumento en 2018 se proyecta en un 2.7 por ciento.
Un problema creciente
El aumento pronosticado, que llevaría las emisiones de combustibles fósiles e industriales a un nivel récord de 37.000 millones de toneladas de dióxido de carbono por año, está siendo impulsado por un crecimiento de casi el 5 por ciento en China y más del 6 por ciento en India, junto con Crecimiento en muchas otras naciones del mundo. Las emisiones de los Estados Unidos aumentaron un 2,5 por ciento, mientras que las emisiones de la Unión Europea disminuyeron en poco menos del 1 por ciento.
"La demanda mundial de energía está superando el poderoso crecimiento de las energías renovables y la eficiencia energética", lamenta Rob Jackson, científico de la Universidad de Stanford, quien también es miembro principal del Instituto de Bosques para el Medio Ambiente de Stanford y del Instituto de Energía Precourt.
El informe del Proyecto Global de Carbono, titulado 'El crecimiento global de la energía está superando la descarbonización', se publica este miércoles en 'Environment and Precourt Institute for Energy', con datos más detallados publicados simultáneamente en 'Earth System Science Data.'
En 2019, a menos que haya una recesión económica mundial, los investigadores anticipan que las emisiones de dióxido de carbono aumentarán aún más a pesar de la urgencia de revertir el curso.