Según sugiere la comparación de los resultados iniciales del satélite ICEsat-2 de la NASA con la primera misión ICEsat, que operó entre 2003 y 2009, el grosor del hielo marino en el Ártico ha menguado hasta en un 20% en la última década y no se ha mantenido constante como se pensaba por los datos de la misión de la ESA Cryosat-2.
Medición más precisa
En su estudio, publicado recientemente en el Journal of Geophysical Research: Oceans, Alek A. Petty, primer autor del estudio y científico del Centro Goddard de la NASA y sus colegas generaron mapas del espesor del hielo marino del Ártico desde octubre de 2018 hasta abril de 2019 y vieron el hielo espesándose durante el invierno como se esperaba.
CryoSat-2 lleva un radar para medir la altura, a diferencia del lidar de ICESat-2, y el radar pasa principalmente a través de la nieve para medir la parte superior del hielo, de ahí las diferencias en las mediciones.
ICESat-2 tiene un altímetro láser, que utiliza pulsos de luz para medir con precisión la altura hasta aproximadamente una pulgada. Cada segundo, el instrumento envía 10.000 pulsos de luz que rebotan en la superficie de la Tierra y regresan al satélite y registra el tiempo que se tarda en hacer ese viaje de ida y vuelta. Según explica Petty:
Creo que vamos a aprender mucho al tener estos dos enfoques para medir el espesor del hielo. Podrían estar dándonos un límite superior e inferior en el espesor del hielo marino, y la respuesta correcta probablemente esté en algún punto intermedio. Hay razones por las cuales las estimaciones de ICESat-2 podrían ser bajas, y las razones por las que CryoSat-2 podrían ser altas, y necesitamos hacer más trabajo para comprender y alinear estas mediciones entre sí.