Un nuevo estudio proporciona la evidencia más temprana hasta la fecha de que los humanos alteraron significativamente ecosistemas enteros con llamas. Los artefactos examinados por los investigadores son del tipo producido en África en la Edad de Piedra Media, un período que se remonta al menos a 315.000 años.
El estudio combina evidencia arqueológica (densos grupos de artefactos de piedra que datan de hace 92.000 años) con datos paleoambientales en las orillas del norte del lago Malawi en África oriental.
Recuentos de polen y carbón
Los datos arqueológicos se recopilaron de más de 100 pozos excavados en cientos de kilómetros del abanico aluvial que se desarrolló durante este tiempo. Los datos paleoambientales se basan en recuentos de polen y carbón vegetal que se depositaron en el fondo del lecho del lago y luego se recuperaron en un núcleo de sedimento largo perforado desde una barcaza modificada.
Según los investigadores, los datos revelaron que se produjo un aumento en la acumulación de carbón poco antes del aplanamiento de la diversidad de especies de la región: el número de especies distintas que la habitan.
A pesar de los niveles constantemente altos del lago, que implican una mayor estabilidad en el ecosistema, la riqueza de especies se desinfló después del último período árido según la información del polen fosilizado extraído del lecho del lago.
El aumento de sitios arqueológicos después del último período árido, junto con el aumento en el carbón y la ausencia de bosque, sugiere que la gente estaba manipulando el ecosistema con fuego. La escala de su impacto ambiental a largo plazo es algo típicamente asociado con los agricultores y pastores, más que con los cazadores-recolectores. Dicho de otra manera: los humanos siempre hemos estado impactando en el medioambiente, y antes, porcentualmente hablando, lo hacíamos de forma mucho más agresiva: