Un estudio epidemiológico demuestra la asociación entre determinados niveles ambientales de sustancias tóxicas y algunos problemas coronarios o vasculares.
Tanto es así, que un incremento moderado de contaminación puede hacer aumentar hasta un 1% los ingresos hospitalarios por estos problemas.
El conflicto principal está en la combustión incompleta del carbón y los derivados del petróleo.
Pequeñas partículas PM10, de menos de 10 micras, flotan en las ciudades, removidas por las corrientes de aire.
Dichas partícules penetran facilmente en el organismo, pudiendo llegar a atravesar los alveolos, entrando en el torrente sanguíneo y provocando hipertensión o arritmias cardiàcas.
Estas partículas actúan de forma combinada con otros contaminantes procedentes de la combustión como el dióxido de azufre.
También se ha estudiado la llamada contaminación fotoquímica, resultado de las reacciones entre los hidrocarburos y los óxidos de nitrógeno con la luz solar intensa y el incremento de temperatura.
El ozono (O3) podría ser el componente más tóxico de esta mezcla. A nivel del suelo, este gas, puede provocar un descenso de la función pulmonar, asma e irritación.
Vía | Ambientum Genciencia | La polución del aire en Barcelona crece.