Las abejas juegan un papel importantísimo para medir las condiciones medioambientales. Como ejemplo, en el aeropuerto de Hamburgo miles de abejas dedicadas a su actividad habitual como productoras de miel sirven de indicadores de los niveles de contaminación de la zona.
Impasibles ante el despegue y el aterrizaje de los aviones, se dedican a recolectar el néctar de las flores de unos 12 kilómetros cuadrados alrededor del aeropuerto. La miel que producen nos da una interesantísima información sobre la presencia de metales y otros contaminantes en la zona.
El proceso de recogida y análisis en laboratorio de la miel se denomina biomonitorización y sus resultados nos dan luz sobre si los niveles de contaminación de la zona están dentro de unos valores aceptables.
Las abejas además cumplen con otra misión, ya que los aproximadamente 160 kilos de miel que producen al año, se envasa para regalar a clientes, proveedores y trabajadores.
Vía | euronews
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