Un nuevo sistema para limpiar las fuentes de agua de los microplásticos que los contaminan sin dañar los microorganismos que viven en ellas ha sido desarrollado por investigadores australianos.
Usando pequeños imanes con base de carbono en forma de bobina, los investigadores del la Universidad de Adelaida (Australia) esperan así limpiar más eficazmente mares y ríos.
Imanes
Para eliminar microplásticos se debe químicos de corta duración llamados especies reactivas de oxígeno, que desencadenan reacciones en cadena que a su vez cortan las diversas moléculas largas que forman los microplásticos en segmentos pequeños e inofensivos que se disuelven en agua. El problema de este método es que las especies reactivas de oxígeno a menudo se producen utilizando metales pesados como el hierro o el cobalto, que son contaminantes por sí mismos.
Para salvar este escollo medioambiental, se han sustituido estos metales pesados por nanotubos de carbono mezclados con nitrógeno. Con forma de muelles, los catalizadores de nanotubos de carbono eliminaron una fracción significativa de microplásticos en solo ocho horas. La forma en espiral aumenta la estabilidad y maximiza el área de superficie reactiva, tal y como explica el autor principal Shaobin Wang, profesor de Ingeniería Química en la Universidad de Adelaida:
Las nanocapas de carbono son lo suficientemente fuertes y estables como para descomponer estos microplásticos en compuestos que no representan una amenaza para el ecosistema marino (...) Tener nanotubos magnéticos es particularmente emocionante porque hace que sea fácil recolectarlos de las corrientes de aguas residuales reales para su uso repetido en la remediación ambiental.
Como no hay dos microplásticos químicamente iguales, próximamente los investigadores se centrarán en garantizar que esta nueva técnica funcione en microplásticos de diferentes composiciones, formas y orígenes.
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