Los cinco grandes enemigos de la polución atmosférica

Los cinco grandes enemigos de la polución atmosférica
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Según la OMS, en todo el mundo fallecen anualmente más de 6,5 millones de personas debido a la polución atmosférica.

Las principales responsables de estas muertes son las llamadas partículas en suspensión de 2,5 micras de diámetro, que penetran fácilmente en el aparato respiratorio. Sin embargo, en total hay cinco grandes enemigos.

Partículas en suspensión

Entre ataques de asma y otros problemas respiratorios, así como muertes prematuras, las contaminación del aire de las ciudades acarrea un gasto de 34.000 millones de euros (año 2015).

Cualquier partícula de tamaño menor a diez micras de diámetro se cuela en los pulmones y, tras una larga exposición de partículas de menos de 2,5 micras, puede haber problemas cardiorrespiratorios y accidentes cardiovasculares. Las partículas ultrafinas son capaces de causar más problemas que las partículas más grandes y pueden comportar riesgo de morir por enfermedad isquémica del corazón o arritmia letal, al dejar pasar fácilmente estas partículas del aire inspirado hasta la sangre.

Estas partículas las originan el tráfico rodado, los incendios forestales, las erupciones volcánicas o las fábricas, entre otros.

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Óxido de nitrógeno

Las centrales eléctricas o las calefacciones domésticas, entre otros factores, producen efectos sobre la salud que van desde la inflamación de las vías respiratorias hasta problemas en el sistema circulatorio.

Dióxido de azufre

La quema del carbón y otros combustibles fósiles produce problemas circulatorios y cardíacos, sobre todo en quienes sufren asma y otras dolencias respiratorias.

Ozono troposférico

Este oxidante, fruto de reacciones químicas entre el dióxido de azufre y diversas sustancias volátiles orgánicas, daña los tejidos y las células, afectando particularmente a niños y ancianos.

Amoniaco

Los fertilizantes y residuos orgánicos de la industria ganadera producen concentraciones de amoniaco en el aire, pero son tan bajas que, si bien no afectan a la salud humana, sí que lo hacen a la adificación del suelo. El crecimiento de las plantas se ve afectado por la acidez del suelo, provocando una reducción en los rendimientos.

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