En los últimos años, las partículas microplásticas se han detectado repetidamente en agua de mar, agua potable e incluso en animales. Pero estas partículas diminutas también son transportadas por la atmósfera y posteriormente eliminadas del aire, especialmente por la nieve, e incluso en regiones tan remotas como el Ártico y los Alpes, tal y como sugiere un estudio publicado recientemente en la revista Science Advances.
Microplásticos en zonas remotas
Gracias al movimiento de las olas, y aún más a la radiación UV del sol, la basura se descompone gradualmente en fragmentos cada vez más pequeños, lo que se conoce como microplástico. Este microplástico se puede encontrar en sedimentos marinos, en agua de mar y en organismos marinos que lo ingieren inadvertidamente.
Hasta la fecha se ha realizado poca investigación sobre si, y si es así, en qué medida, las partículas microplásticas son transportadas por la atmósfera. Solo hay un puñado de trabajos disponibles de investigadores que pudieron confirmar la presencia de partículas en los Pirineos y cerca de los principales centros urbanos de Francia y China.
Este nuevo trabajo, sin embargo, ha descubierto que las partículas microplásticas aparentemente pueden ser transportadas a distancias extraordinarias por la atmósfera y luego son eliminadas del aire por precipitación, particularmente nieve. Los análisis se realizaron en muestras de nieve de Helgo-land, Bavaria, Bremen, los Alpes suizos y el Ártico, y confirman que la nieve en todos los sitios contenía altas concentraciones de microplásticos, incluso en zonas remotas del Ártico, en la tierra firme de Svalbard y en la nieve en témpanos de hielo a la deriva.
Los tipos de plástico encontrados también variaron mucho entre los sitios analizados: en el Ártico, los investigadores encontraron principalmente caucho nitrílico, acrilatos y pintura, que se tienen una gran cantidad de aplicaciones. Dada su resistencia a varios tipos de combustible y su amplio rango de temperatura, el caucho de nitrilo se usa a menudo en juntas y mangueras.
Hasta la fecha, prácticamente no hay estudios que investiguen hasta qué punto los seres humanos están sujetos a la contaminación microplástica". Además, la mayoría de las investigaciones se han centrado en cómo los animales o los seres humanos absorben el microplástico de lo que comen. Como explica uno de los autores del estudio: "Pero una vez que hemos determinado que grandes cantidades de microplásticos también pueden ser transportados por el aire, naturalmente surge la pregunta de si y cuánto plástico estamos inhalando".