Las primeras pistas sobre posibles fuentes y rutas de exposición a micro y nanoplásticos en los seres humanos

Las primeras pistas sobre posibles fuentes y rutas de exposición a micro y nanoplásticos en los seres humanos
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Los microplásticos se definen como fragmentos de plástico de menos de 5 mm, o alrededor de 0,2 pulgadas, de diámetro. Los nanoplásticos son incluso más pequeños, con diámetros inferiores a 0,001 mm. Cada vez más patente en la tierra, el agua y el aire, pero también en órganos y tejidos humanos.

Hasta qué punto estos restos plásticos son nocivos para la salud humana todavía no se sabe, y por ello se ha realizado el siguiente estudio, pues en modelos animales ya se ha constatado que estos restos han sido relaciados con la infertilidad, la inflamación y el cáncer.

Diferentes tipos de plástico

De hecho, ya se sabía, tras analizarse 26 estudios previos, que habida cuenta de las cantidades de partículas microplásticas en peces, mariscos, azúcares agregados, sales, alcohol, agua del grifo o embotellada y aire, el consumo microplástico estimado oscila entre 74.000 y 121.000 partículas por año, dependiendo de la edad y el sexo.

Lo primero que se ha hecho en este nuevo estudio, que Charles Rolsky ha presentado en la Reunión y Exposición Virtual de Otoño de 2020 de la American Chemical Society (ACS), es discriminar sobre distintos tipos de plástico. Para ello, se ha hecho uso de espectrometría micro Raman, lo que permitió detectar docenas de tipos de componentes plásticos dentro de los tejidos humanos, incluidos el policarbonato (PC), el tereftalato de polietileno (PET) y el polietileno (PE).

También se pudo así identificar la cantidad de plástico en cada tejido y órgano, porque los investigadores crearon un software que convirtió la información sobre el recuento de partículas de plástico en unidades de masa y área de superficie.

Los donantes de tejido proporcionaron información detallada sobre su estilo de vida, dieta y exposiciones ocupacionales. Debido a que estos donantes tienen historias tan bien definidas, el estudio proporciona así las primeras pistas sobre posibles fuentes y rutas de exposición a micro y nanoplásticos.

En el estudio se analizaron 47 muestras, así que aún es prematuro aseverar si hay problemas de salud asociados a esta contaminación de plásticos, pero el objetivo del estudio es también uniformizar toda la información y protocolos de recogida de datos al respecto. Por esa razón, se planea la posibilidad de compartir una herramienta online para que otros investigadores puedan informar sus resultados de manera estandarizada.

Este recurso compartido ayudará a construir una base de datos de exposición al plástico para que podamos comparar las exposiciones en órganos y grupos de personas a lo largo del tiempo y el espacio geográfico.

Sea como fuere, no debemos ser alarmistas. El ser humano está continuamente sometido a contaminantes, y ello no es un fenómeno reciente: de hecho, combustibles del pasado, como la quema de madera, han sido fuente de contaminación e intoxicación humana: el humo resultante tiene cientos de compuestos cancerígenos, mutagénicos, teratogénicos o simplemente tóxicos, por eso tener chimenea en casa es equivalente a que la gente fume en casa.

Y si bien ahora son los países asiáticos los más contaminantes, antaño lo fueron los occidentales, que disponían de mayor masa forestal (de hecho, la razón de que en oriente se usen palillos para comer se debe precisamente a que carecían de escaso suficiente combustible en forma de madera para cocinar, como podéis ver a continuación):

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