Una vez entendido lo que queremos reciclar, nos disponemos a saber su “increíble viaje“. Podemos esquematizarlo en cuatro pasos o fases: materia prima, fabricación, envasado y reciclado.
De la materia prima (papel, polietileno y aluminio) ya os he hablado, solo comentar que el 73 % del material usado para fabricar envases es renovable.
En cuanto a la fabricación y envasado, poco puedo decir (encantado si nos invitan a conocerlas), solo que usan energía verde (proveniente de fuentes renovables) y que tienen un “plan de eficiencia energética” para reducir el consumo de la misma.
En lo que me quiero centrar es, obviamente, en el reciclado. El reciclado de los envases, que en España se realiza desde 1992, consiste en la separación de las fibras de cartón de las capas de polietileno y aluminio. ¿Y cómo se hace eso?
Realmente es un procedimiento sencillo.
Primero se almacenan los envases en balas (se pueden recibir unos 7 u 8 camiones, con un total de 170 toneladas diarias) amontonadas.
Más tarde se utiliza un hidropulper (depósito con una hélice en el centro) donde los envases usados se mezclan con agua y se agitan.
Se realiza a temperatura ambiente y, mediante un movimiento rotacional que dura entre 15 y 30 minutos, se separan las diferentes capas.
Después, a través de filtros, la fibra de papel queda totalmente separada en forma de pasta.
Seguidamente, esta pasta, se prensa y se dispone en unos rollos enormes que más tarde se seccionan (dependiendo del uso que vayan a tener) para poder ser utilizada para fabricar productos de papel como cajas de cartón.
Por su parte, el polietileno y el aluminio recuperados del proceso de reciclado pueden también reciclarse en una variedad de formas.
En España se están desarrollando dos nuevas tecnologías para recuperar ambos materiales.
Por un lado, un sistema de reciclado mecánico en el que estos materiales se transforman en granza. A través de procesos de extrusión e inyección, esta granza se utiliza como materia prima para fabricar diferentes objetos: desde palés de alta resistencia y vallas de obra hasta objetos domésticos como cepillos, bandejas de plástico, etc.
Y, por otro lado, mediante la utilización de la tecnología de pirólisis. Gracias a esta nueva tecnología, el polietileno y el aluminio restante también se separan. Mediante la aplicación de altas temperaturas (400º C) en ausencia de oxígeno, el polietileno se gasifica y se extrae para convertirlo en energía, mientras que el aluminio se recupera con gran pureza.
Este proceso es energéticamente auto-sostenible, ya que la cámara de pirolisis se calienta con parte del aceite y del gas obtenido y el resto se utiliza para producir el vapor necesario en la fábrica de papel (Stora Enso) asociada a la planta de reciclaje, lo que supone un incremento de la eficiencia energética y un notable ahorro de combustibles y de agua.
El aluminio que queda en la cámara se transforma en escamas, que se enfrían y se comprimen en lingotes para vender a la industria del aluminio y convertirse de nuevo en materia prima, cerrando así su ciclo de vida. Así el aluminio recuperado se utiliza como parte en nuevos productos: coches, aviones o perfiles de ventanas.
El reciclado de los envases de Tetra Pak evita la pérdida de recursos. En España, en poco más de 10 años, ha aumentado, siendo en la actualidad de un 51% (frente al 70% de Alemania o el 80% de Bélgica).
Lo más curioso es que todos los contenedores y demás infraestructuras de los “puntos limpios“ proceden de dinero público, por lo que estamos pagando por algo que muchos no hacen.
Sí, ha cambiado mi forma de pensar con respecto al reciclaje. Se aprovecha todo, reciclar sirve. Se reducen los residuos, se ahorran recursos, ayudamos a mitigar el cambio climático, pero sobre todo te hace mejor persona. RECICLA
Gracias a Tetra Pack, Stora Enso y Ecoembes por la visita, fue muy instructiva.
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