¿Es realmente 100% aceite de oliva el aceite de oliva que consumimos habitualmente? En los últimos años, los aceites falsificados se han convertido en un gran negocio. Los beneficios del fraude son comparables con el tráfico de drogas, sin casi ningún riesgo. El aceite de oliva, se mezcla con aceites más baratos y se añade clorofila y beta carotenos para suplantar el original. Las falsificaciones son sorprendentemente difíciles de detectar.
Técnicos del Instituto Federal de Tecnología de Zurich han creado pequeñas partículas de ADN magnéticas encapsuladas en sílice que se añaden al aceite. El ADN puede almacenar infinidad de información como la trazabilidad del aceite y su calidad. Estas partículas son pequeñas y baratas de producir, según un estudio publicado en el magazine R&D el coste sería de un céntimo de euro por botella.
Las partículas añadidas al aceite pueden ser fácilmente separadas con imán y luego confirmar si la concentración de nanopartículas coincide con el original y si los datos de éstas son los que deberían ser o corresponden a un aceite de calidad inferior.
Aunque la idea puede sonar un poco rara, la adición de estas partículas al aceite es supuestamente segura para el consumidor. El recubrimiento de sílice impide la absorción del ADN. El sílice está presente en alimentos como la salsa de tomate o el zumo de naranja. Además en los ensayos realizados, se calentó y enfrió en aceite y las partículas se mantuvieron intactas.
Vía | ACS Nano
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