El sentido común nos dice que si tapamos un agujero, evitaríamos que saliese luz de él, pero un grupo de ingenieros de la Universidad de Princeton han descubierto que lo opuesto es cierto. Colocando una chapa de metal sobre un pequeño agujero en una película metálica, no sólo no se evita que la luz atraviese el agujero sino que se mejora su transmisión.
En un ejemplo de los extraordinarios giros que ofrece la física a escala diminuta, el ingeniero eléctrico Stephen Chou y su grupo de investigación, realizaron una serie de pequeños agujeros en una fina película de metal, bloqueando cada una de estas honduras con una tapa metálica opaca. Cuando iluminaron estos agujeros, se descubrió que la luz era un 70 por ciento más brillante que cuando los agujeros no estaban tapados.
“La sabiduría común en el campo de la óptica nos dice que si tenemos una película de metal con agujeros muy pequeños y los tapamos con metal, la transmisión de luz quedará bloqueada por completo”, dijo Chou. “Nos quedamos muy sorprendidos”.
Chou añadió que este resultado podría tener implicaciones significativas y diferentes usos. Por un lado, implicaría que los científicos e ingenieros le dieran una nueva pensada a las técnicas que se han utilizado hasta la fecha, para bloquear las transmisiones de luz. Por ejemplo, en los instrumentos ópticos de alta sensibilidad, como microscopios, telescopios, espectrómeros y otros detectores ópticos, es común cubrir el vidrio con una capa de metal con la intención de bloquear la luz. Las partículas de polvo, que son inevitables en la deposición de la película metálica, crean diminutos agujeros en la película de metal, que hasta ahora se creían inofenvisvos. Sin embargo, tal y como afirma Chou: “Esta suposición es incorrecta, el tapón no puede detener la fuga de luz, sino más bien incrementarla”.
El grupo de investigadores han publicado sus resultados en el ejemplar de octubre de Optics Express.
Vía | Princeton University
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