El otro día, leyendo esas tiras cómicas de xkcd que son como sintéticas y minimalistas clases avanzadas para aprender a pensar mientras te ríes (de igual modo que muchas capítulos de South Park, entre palabrota y palabrota tiene más chicha que muchos libros de filosofía), leyendo xkcd, digo, me encontré con una tira para explicar cómo la gente suele confundir correlación y causalidad.
Un tipo le decía a otro que por fin lo había entendido. El otro le respondía que si lo había aprendido en clase, a lo que el primero tenía que admitir que bueno, quizá.
Generalmente, detectar una confusión entre causalidad y correlación no es tan difícil ni tan extremo. Pero, en ocasiones, hay muchas sutilezas que tener en cuenta. Antes de explicaros una de mis dudas al respecto, con un caso práctico, os explicaré el caso en sí.
Había dejado mi coche estacionado en la calle. Al regresar, alguien me había dejado pinzado en el parabrisas un bonito anuncio en blanco y negro, fotocopiado, que rezaba así (permitidme la reproducción completa porque no tiene desperdicio):
Maestro Bayo. Vidente médium curandero africano. El gran ilustre más consultado en España con rapidez, eficacia y garantía en su trabajo. Especialista en problemas de amor. En poderoso mago con más de 30 años de experiencia en todos los campos de la alta magia, heredero del vudú en el desierto africano, ha resuelto miles de casos difíciles en todo el mundo. No espere más y deje de seguir sufriendo, pídale ayuda, él resuelvo todo tipo de problemas por difíciles que sean. En el trabajo, suerte, amor, salud, impotencia sexual, protección de la familia, enfermedades crónicas, atracción de clientes en los negocios, protección contra todo tipo de males. Si tu pareja querida le ha dejado no dude en contactar con el maestro para devolverle la felicidad, tengo solución donde otros fallan, la recuperación de su pareja es inmediata. Resultado al 100% en 72 horas y todos los demás resultados 7 días como máximo. Tiene espíritus mágicos más rápidos que existen en toda clase de magia espiritual y poderosa, también acepta trabajo por correspondencia en caso de no poder desplazarse al lugar, no dude en llamar al número que cambiará su vida.
Masa crítica ignorante
Siempre que me encuentro algo así, o sintonizo por la noche la videncia máxima de Sandro Rey, me pregunto qué porcentaje de españoles se llega a creer una patochada como ésta, nivel Paco Martínez Soria con boina. En definitiva, mi pregunta es cuántos ignorantes rozando el desahucio mental llaman a estos mangantes de tebeo. Porque no estamos hablando de falta de estudios, o ignorancia en temas particulares, sino de un estado mental que roza la catatonia. Gente que tiene una arquitectura cerebral similar a la de un niño de ocho años. Gente que no sabe prácticamente nada de nada, y además probablemente nunca aprenderá nada de nada en la vida.
No es gente que desprecie, ni que quiera eliminar de la faz de la Tierra tras pintarme un cuadradito de bigote en la cornisa labial. Es gente de la que me compadezco y para la que, sinceramente, no conozco una cura eficaz. Sin ir más lejos, mi abuela, analfabeta, probablemente podría adscribirse a este grupo de gente que si acudiera a clase sería como obligarles a ver durante seis horas seguidas una televisión mal sintonizada, llena de crepitante nieve. Pero mi abuela tiene 85 años. Es otra generación. Pronto no quedará gente como mi abuela. ¿O sí? ¿Cuántos? ¿1.000? ¿50.000? ¿Un millón de españoles? Es una pregunta que me preocupa, en serio. (La otra es saber la cifra exacta de locos, pero eso para otro artículo).
Seguramente, si echamos un vistazo a los ingresos del Maestro Bayo descubriríamos que no hay motivo para la alarma, que ni siquiera el Maestro Bayo constituye un problema serio a nivel social. Quizá ha engatusado a veinte o treinta personas, y con eso va tirando. Quizá cien, si nos ponemos pesimistas. Pero el Maestro Bayo no es el problema.
Como os decía al principio del artículo, me preocupan algunos casos en los que correlación no es causalidad, casos particularmente intrincados. Casos en los que se confunde incluso la causa con el resultados, como el pez que se muerde la cola, como un nudo gordiano compuesto por miles de fichas del dominó.
Por ejemplo, a menudo se repite que la lengua configura la manera que la gente tiene de pensar, y que en consecuencia eliminar una lengua es como eliminar un universo particular de formas de pensar. A mi juicio es justo al revés: las maneras de pensar, matizadas por la geografía y las rémoras históricas, son las que configuran las lenguas. Si algún día desaparecen los inuit, pero un grupo de personas se muda a Groelandia, ese nuevo grupo de personas inventará tantas palabras para el color blanco como los inuit (perpetuando el mito), porque estas personas necesitaran de esos sinónimos para convivir eficientemente.
El Maestro Bayo existe porque hay gente lo suficientemente ingenua para creer en él, no porque el Maestro Bayo produzca elementos ignorantes para luego aprovecharse de ellos.
Algo parecido ocurre con las pseudociencias, tal vez. Combatimos las pseudociencias porque éstas influyen negativamente en el ser humano, anulan el pensamiento crítico, te roban la cartera, etc. Sin embargo, tal vez las pseudociencias son sólo un efecto secundario de la manera de pensar de la gente. El Maestro Bayo existe porque hay gente lo suficientemente ingenua para creer en él, no porque el Maestro Bayo produzca elementos ignorantes para luego aprovecharse de ellos.
En fin, tal vez no sea así, porque en temas sociológicos es tremendamente complicado hallar los engranajes que lo mueven todo, e inevitablemente tropezaremos en un reduccionismo inadmisible para las ciencias sociales (que no para las naturales, mucho más sencillas de radiografiar). Pero si por un momento seguimos con la hipótesis de que el Maestro Bayo no genera perjuicio mental alguno, sino que son cerebros ya perjudicados los que crean monstruos como el Maestro Bayo, entonces habremos de colegir que el problema tampoco es tan grave. Como he dicho, no conozco la cifra de clientes de este engañabobos, pero seguro que no es muy abultada.
Bueno, espera… ¿conocéis a Vandana Shiva? Es una ecologista y feminista que preside la ONG Navdanya. Vandana Shiva, salvo algunos detalles, es un personaje que está al mismo nivel epistemológico que el Maestro Bayo o Paco Porras o la Bruja Lola o mi abuela octogenaria. La diferencia preocupante es que sus ingresos no son marginales. Cobra unos 30.000 euros por cada conferencia que imparte en todos los rincones del mundo, más hoteles de lujo y vuelos en Business. Una de sus últimas genialidades es intentar que Bután se transforme en el único país del mundo cuya agricultura sea 100% ecológica.
Tal y como la describe J. M. Mulet en su libro Comer sin miedo:
Entre sus “logros”, tratar de impedir que se distribuyera una partida de ayuda humanitaria a los afectados de un tifón procedente de Estados Unidos por contener soja transgénicas, es decir, lo que es bueno para los americanos es malo para los ciudadanos indios que lo habían perdido todo.
Si el Maestro Bayo es el talón de Aquiles de mi abuela, Vandana Shiva lo es de mis padres, o incluso de muchas personas de mi generación.
Sí, Shiva es licenciada en Física, e hizo una tesis sobre filosofía cuántica. Pero Shiva es afín a las estafas pseudomédicas de Deepak Chopra (un equivalente español sería la monja antivacunas Teresa Forcades, que también dice ser licenciada en Medicina). Es decir, que si el Maestro Bayo es el talón de Aquiles de mi abuela, Vandana Shiva lo es de mis padres, o incluso de muchas personas de mi generación. La estafa solo se ha sofisticado, porque parece que somos un poco menos tontos, un poco más sofisticados, un poco más interesados en los movimientos pseudocientíficos que en los cultos primitivos.
Entonces viene la pregunta que me preocupa de verdad. Si Shiva gana tanto dinero contando mentiras estúpidas, ¿cuánta gente peligrosamente ignorante hay en el mundo? ¿Cuánta masa crítica de gente es necesaria para concebir monstruos como Shiva o Forcades?
Pues eso, que correlación no es causalidad, pero como lo sea ya voy buscando isla en el Pacífico.
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