Otro fenómeno de culto Cargo sucedió con la tribu de los Yaohanen, en Papúa-Nueva Guinea, que recibió la visita en 1974 del príncipe Felipe de Edimburgo, marido de la Reina de Inglaterra, que les colmó de regalos. Desde entonces, los nativos considerar al príncipe una deidad y que su espíritu se les aparece en mitad de la jungla para aconsejarles o mitigar sus zozobras.
Aunque más extravagante es el caso de una tribu vecina, los Kamula. Recibieron la visita de un antropólogo que al parecer era un adicto al cine de Sylvester Stallone. Por ello, mostraba a menudo imágenes de una de sus películas para estudiar las reacciones de los indígenas. Desde entonces, los Kamula adoran a Rambo. Y probablemente también tuercen el labio como él cuando están haciendo un gran esfuerzo.
En la línea de este delirio religioso, también se levantaban templos Cao Dai, que glorificaban otra religión sincrética que fusionaba Oriente y Occidente, y que contaba con dos millones de adeptos en Vietnam. Fundada en los años 1920 por el místico Ngo Minh Chieu, contenía elementos de budismo, taoísmo, confucianismo, cristianismo e islamismo, y en sus templos los retratos de Buda y Jesucristo se alternaban con los de Shakespeare, Lenin y Víctor Hugo.
Los caodaistas se proclamaban vegetarianos y no violentos, aunque en el año 1956 llegaron a tener un ejército de 25.000 hombres.
Vía | Dios no es bueno de Christopher Hitchens
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