Cuando creíamos que el número de teorías de las conspiración ya no podía crecer más, la actual pandemia COVID-19 ha permitido que alcanzáramos finisterres que hollan directamente en el surrealismo: 5G, nanobots, inyecciones letales a ancianos de residencias, que el virus ha sido diseñado, que el virus no existe...
La divulgadora Rocío Vidal, conocida como Gata de Schrödinger en YouTube, por ejemplo, se vio rodeada por un grupo de estos conspiranoicos de una forma que recuerda a épocas medievales.
¿Está en nuetros genes?
Nuestro cerebro parece estar cableado para dar explicaciones inventadas o fabulosas a cuestiones sobrenaturales porque no nos gusta la incertidumbre: preferimos llenar las lagunas de ignorancia con mitos. Sin embargo, ¿por qué las cosas que ya están perfectamente explicadas se tergiversan, se complican y se buscan tres pies al gato?
¿Estamos genéticamente inclinados a la superstición o simplemente temerosos de la verdad? En el siguiente vídeo, Michio Kaku, Michael Shermer, Bill Nye y otros explican por qué algunas personas creen en las teorías de conspiración y otras no.
Desde sociedades secretas hasta alunizajes falsos, una cosa para la que la humanidad parece tener un suministro interminable es la teoría de la conspiración. En esta compilación, el físico Michio Kaku, el comunicador científico Bill Nye, la psicóloga Sarah Rose Cavanagh, el escéptico Michael Shermer y el actor y dramaturgo John Cameron Mitchell consideran la naturaleza de la verdad y por qué algunos grupos creen lo que hacen.
'Creo que hay un gen para la superstición, un gen para los rumores, un gen para la magia, un gen para el pensamiento mágico', argumenta Kaku. El físico teórico dice que la ciencia va en contra del 'pensamiento natural' y que el gen de la superstición persiste porque, una de cada diez veces, realmente funcionó y nos salvó la vida.
Otras teorías compartidas incluyen la idea de disonancia cognitiva, el poder peligroso del miedo para inhibir el pensamiento crítico y la romantización de las conspiraciones de Hollywood. Debido a que las teorías de conspiración son tan diversas y multifacéticas, combatirlas no ha sido una tarea fácil para la ciencia.