El otro día, en uno de tantos debates radiofónicos sobre la crisis económica global, escuché cómo se enfrentaban dos catedráticos de economía. La pregunta que les había formulado el presentador era sencilla: ante lo visto, ¿qué resulta más seguro? ¿Abrir un plan de pensiones privado o confiar que en que el Estado nos ofrecerá pensiones de jubilación?
No sólo dijeron cosas distintas. Sencillamente opinaban cosas diametralmente opuestas. El presentador, abrumado, asumió que si dos catedráticos estaban en desacuerdo en un aspecto tan esencial de la economía, ¿qué sería del ciudadano de a pie?
A menudo, la gente no se pone de acuerdo al definir lo que es una ciencia y lo que no lo es. ¿Basta con que la antropología, la sociología, la psicología, la economía o las políticas estén inscritas en las llamadas “ciencias sociales” para ser realmente eso, ciencias? ¿Las ciencias naturales poseen características cualitativamente distintas a las ciencias sociales?
Lo cierto es que la mayoría de gente espera que las ciencias sociales sirvan para comprender su vida y gestionar su futuro, y relegan las ciencias naturales como la biología o la física para cuestiones menos prácticas.
Sin embargo, las ciencias sociales basan gran parte de su interés en predecir acontecimientos a fin de gobernarlos, y ese objetivo titánico lo están haciendo desde tiempos inmemoriales desconectados casi totalmente de las ciencias naturales. Los resultados, hasta ahora, son bastante pobres.
Los científicos sociales no parecen haber avanzado demasiado en el asunto de moderar los conflictos étnicos o en optimizar el comercio mundial, a pesar de que son problemas urgentes y los científicos sociales disponen de ingentes medios para conseguirlo.
Comparemos estos avances con las ciencias médicas: también se enfrentan a problemas urgentes y disponen de medios poderosos. Pero la ciencia médica avanza de una forma espectacular, no ya en décadas, sino en lustros.
¿Por qué existe esta diferencia tan abismal? ¿Por qué las ciencias médicas curan enfermedades cada vez más complejas y las ciencias sociales parece que dan vueltas sobre las mismas cuestiones una y otra vez, sin ponerse nunca de acuerdo a nivel global?
La razón no estriba en que las ciencias médicas sean mejores que las ciencias sociales, sino más bien que la medicina es más sencilla que la sociología. Las ciencias naturales se enfrentan a problemas más simples que los problemas a los que se enfrentan las ciencias sociales.
Ello origina otro fenómeno que actúa como obstáculo insalvable para las ciencias sociales. Por ejemplo, los científicos médicos construyen sobre unos cimientos coherentes de biología molecular y celular, persiguen los elementos de la salud y la enfermedad hasta el nivel último de la química biofísica…
El éxito de sus proyectos individuales depende de la fidelidad de su diseño experimental a principios fundamentales, que los investigadores se esfuerzan por hacer consistentes a todos los niveles de la organización biológica, paso a paso, desde el organismo completo a la molécula.
Continuaremos en la próxima entrega de este artículo.
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