A estas alturas, muchos de vosotros ya conoceréis la inciativa #LunesTetas, promocionada por Naukas y Francis Villatoro en particular, que básicamente era una excusa para escoger un día, el lunes, y escribir una retahíla de artículos de divulgación cuyo nexo común fueran las tetas. Las tetas en todas sus manifestaciones. Tetas de mujeres, de hombres e incluso de animales.
Sin embargo, rápidamente aparecieron las primeras críticas. Que si era una propuesta machista. Que si era de mal gusto. Que menuda forma barata de epatar para obtener un poco de tráfico web. En el blog de Francis Villatoro, La ciencia de la mula Francis, se explican algunos de los efectos colaterales de #LunesTetas, así como la promoción de un próximo #LunesPollas para compensar y demostrar que no había sesgo sexista. Pero alguno de los efectos secundarios de #LunesTetas son más preocupantes.
Lo que ofende no es necesariamente malo
Todos pueden opinar que una o una entrada o idea les parece ofensiva (o mejor dicho, les ha ofendido, porque es un poco pretencioso hablar por boca de los demás, no ya de la mayoría). De un tiempo a esta parte, sin embargo, el mero hecho de sentirse ofendido ya parece establecer una suerte de carta blanca para censurar contenido o, lo peor, censurar mediante invocando lo políticamente correcto: tu texto o idea me ofende porque, en realidad, es machista, clasista, racista, etc. Cuando se invoca lo políticamente correcto, las voces se multiplican, y el o los interpelados prefieren retractarse antes que continuar bajo el fuego de artillería.
No importa que la intención sea o no sexista. Ni siquiera si inconscientemente hay sexismo. Tampoco si hay gente que lo considera sexista. Lo que importa es que si te acusan de ser sexista, entonces es, a efectos prácticos, sexista. Lo cual permite a cualquiera (no digo que sea el caso) usar esa baza para censurar o cuestionar cualquier trabajo que se le antoje. Por ejemplo, mi divulgadora de ciencia favorita, Natalie Angier, escribió un libro titulado Mujer, donde sólo habla de la biología femenina, y naturalmente de sus órganos sexuales. ¿Es eso sexista? ¿O el problema es la palabra "tetas", que suena a Torrente? ¿Puede la divulgación usar palabrotas o el sentido del humor que estime oportuno o, en temas como éste, hay que usar términos neutros para no herir sensibilidades?
¿Herir sensibilidades nos dice algo más aparte de lo fina que es la piel del herido? ¿Nos aclara algo sobre la capacidad intrínseca del texto de ofender? Son preguntas complejas, máxime en estos días en los que si te ríes de un Dios te acribillan o si haces una sátira relacionando un partido político con un grupo terrorista, te imputan.
Repercusiones 1.0
Pero el caso #LunesTetas ha continuado su curso, salpicando ahora a otro divulgador de Naukas, Arturo Quirantes, responsable del blog El profe de Física: la Unidad de Igualdad de su Universidad, la de Granada, y algunos compañeros profesores se han molestado porque un profesor vaya por ahí hablando de tetas.
A Quirantes se le me sugirió que todo podría arreglarse sin más si se tachaba “Universidad de Granada” de su perfil. Sin embargo, antes de tomar una decisión al respecto, el Defensor decidió pedir un dictamen al gabinete jurídico; en función de lo que digan, Quirantes ha dicho que procederá como estime oportuno. De momento, participará en el #LunesPollas.
¿Y vosotros qué opináis? ¿En un mundo en el que todos ya disponemos el poder potencial de un medio de comunicación de masas hemos de cuidar al máximo lo que decimos y cómo lo decimos? ¿Precisamente porque ahora todos somos potenciales productores de contenido hemos de tolerar que todo el mundo diga lo que quiera? ¿Estamos exagerando? ¿#LunesPollas arregla el desaguisado o lo empeora? Os cedo el turno de opinión, no sin antes dejaros en prenda la mía, más elaborada aquí.
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