Casi todos los de mi quinta disfrutamos sobremanera con juegos infantiles como el Quimicefa o juegos de construcción como LEGO. Actualmente, la oferta de juguetes de connotaciones científicas cada vez es más amplia, pero ¿realmente sirven para inspirar a los niños a convertirse en científicos? ¿Inspiran la curiosidad científica? ¿Mejora la cultura científica en general?
¿A qué clase de juguetes deberían jugar los niños para enfrentarse al futuro STEM (Science, technology, engineering y mathematics) que se les avecina?
STEM lúdico
En español, el acrónimo equivalente a STEM es CTIM: Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas. El 65% de los niños que ahora empiezan educación primaria estarán empleados en un trabajo que ni siquiera ha sido inventado aún, y casi todos ellos guardarán relación con el STEM.
Los niños ya empiezan a usar Scratch para iniciarse en la sintaxis de este nuevo idioma, pero sobre todo en la forma de pensar, el de la programación. Algunos ya empiezan a familiarizarse con la programación real, sin pantalla mediante, como la que ofrece Arduino, una plataforma de hardware libre, basada en una placa con un microcontrolador y un entorno de desarrollo, diseñada para facilitar el uso de la electrónica en proyectos multidisciplinares.
En EE UU, por ejemplo, las ventas en Amazon de estos productos tecnológicos para niños aumentaron un 35% en 2013, un 51% en 2014 y un 63% en 2015. La web puso en marcha una tienda especial de juguetes STEM que cuenta con más de 230 artículos.
En España únicamente el 9% se especializa en STEM, así que estas iniciativas podrían ayudar a que el porcentaje creciera. El profesor Jeffrey Trawick-Smith, experto en el juego de los niños en el Centro de Educación Infantil de la Eastern Connecticut State University, considera que este tipo de juguetes sí fomentan “la capacidad de resolver problemas y el pensamiento matemático”.
Según un trabajo realizado en 1997 por la AEFJ, en colaboración con Jeffrey Goldstein, doctor en Psicología en la Universidad de Utrecht (Holanda) y el pediatra francés Julien Cohen-Solal, es recomendable que los niños más pequeños utilicen juegos de construcciones y puzles, y que de los 6 a los 11 años se diviertan con cajas de experimentos, microscopios y construcciones complejas.
No son la panacea
No obstante, expertos como Kathy Hirsh-Pasek, profesora de Psicología en la Universidad de Temple y experta en aprendizaje y desarrollo infantil, aconsejan prudencia con las afirmaciones de algunos fabricantes sobre los beneficios de su producto.
En la misma línea, una investigación publicada recientemente en la revista JAMA Pediatrics afirmaba que los juguetes electrónicos con luces y sonidos no potencian la comunicación oral entre los más pequeños y sus familias tanto como los clásicos.
Para Maite Francés, responsable del departamento de Publicidad, Estudios y Tendencias de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), es preferible no forzar a los niños a que utilicen juguetes STEM si no quieren:
ya que sus buenas intenciones podrían resultar contraproducentes (...) Si los padres quieren elegir un juego, deben observar el perfil de su hijo y comprender qué puede ir más con su personalidad. Hay muchos estilos de juguete, no todos tienen por qué ser probetas.
Vía | Sinc