El hombre de Neanderthal, o Neandertal, es un típico representante de lo que se conoce vulgarmente como hombre de las cavernas. Perteneciente a género Homo, es posible asociarlo con la imiagen de cavernícola más tradicional, pero ¿cuánto sabemos de los representantes de esa especie? ¿Eran más parecidos a nosotros de lo que podamos creer, o bien eran quizás más simiescos de lo que se supone?
Se cree que con una probabilidad grande, los hombres de Neandertal (hombres y mujeres, claro) vivieron en Europa y Asia occidental hará más o menos unos 350.000 años, y que su extinción fue gradual desde hará aproximadamente 50.000 años hasta poco más de hace 30.000, fechas en las que se supone que fueron desapareciendo progresivamemte de Asia y luego, de Europa. Está bastante esclarecido que los Homo neanderthalienses convivieron quizás por espacio de 15.000 años con los Homo sapiens. Como veis, utilizo mucho "quizás" y "probablemente", pero es lo que cabe debio a la cantidad enorme de suposiciones hechas a partir de un registro fósil que se muestra claramente insuficiente.
Dos grupos independientes de investigadores han logrado analizar y comparar los ADN de un ejemplar de neandertal y de sapiens, y han concluido que las similitudes llegan a alcanzar el 99,5%, mucho más que las similitudes de nuestros amigos los chimpancés y nosotros. Esto arroja luz a la supuesta humanidad de los neandertales, ya que la diferencia de unos 3 millones de pares de bases de códico genético es una miseria comoparado con los más de 3.000 millones que conforman nuestro ADN. Tengamos en cuenta que las diferencias entre humanos y chimpancés se cifran en torno a los 30-50 millones de pares de bases.
Las diferencias anatómicas entre sapiens y neandertales son claras, en cualquier página en la que se estudien los mismos podemos consultarlas (ojo, se avisa en el artículo al que os hago referencia con respecto a su neutralidad). Cráneo más grueso y con mayor capacidad que la del sapiens, el característico arco superciliar, huesos fuertes y robustos y una gran masa muscular, adecuada para sobrevivir en las condiciones que se supone lo hicieron. Sin embargo, esas diferencias que tanto podríamos pensar que nos apartan de ellos en la escala evolutiva no lo son tanto desde el punto de vista genético. No es nada, en realidad, lo que nos separa de aquellos seres.
El tema de los registros fósiles y de las conclusiones que se saca a partir del análisis y la observación de los restos es muy complicado. El número de muestras de que se dispone en la actualidad en todo el mundo es extremadamente pequeño. No hay prácticamente nada a lo que aferrarse para poder llegar a una conclusión segura y cerrada, y es más el arte de la interpretación y de la imaginación la que nos ofrece las noticias que leemos sin parar acerca de nuestros ancestros. Es más, influye muchísimo en lo que leemos la educación de los investigadores, sus propias creencias y anhelos, y un especialista puede decir blanco con la misma tranquilidad y seguridad que otro puede decir negro.
Yo mismo, sin ser investigador ni querer aparentarlo, puedo opinar que los neandertales son claramente humanos, y claramente podrían ser genéticamente hermanos nuestros. La variedad genética entre todos los habitantes actuales del mundo es mínima, ridícula desde el punto de vista evolutivo, y por eso una variedad del 0,5% podría suponer una gran diferencia para nosotros. Pero sin embargo -aceptamos- hay quien acepta que venimos del chimpancé, cuando el número de bases diferentes en nuestros ADN es diez veces mayor que con el neandertal.
Sea lo que fuere, vengamos de quien vengamos, lo que yo creo que es más lógico es que no vengamos del mismo punto de origen, si no de una mezcla muy variada de especies y subespecies que la selección natural ha ido moldeando hasta llegar a nuestra especie. Sin embargo, si pienso eso, ¿cuál será nuestro futuro, ahora que la variedad genética es tan reducida? Espero que algún día tengamos en nuestro poder la información suficiente como para, por fin, entender nuestro pasado como especie, y poder prever de forma más o menos optimista nuestro futuro, que espero no sea catastróficamente endogámico y de decadencia genética.
Vía | LiveScience
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