Todos sabemos que, a igualdad de formas, cuanto más grande es un objeto y más masa tiene mayor es el tiempo que necesita para enfriarse. Esto se debe a que tiene más energía que debe disiparse y debe hacer a través de una superficie mayor en términos absolutos pero proporcionalmente más pequeña respecto a la masa total.
Esto tiene implicaciones en la vida de muchos animales. Si eres una lagartija puedes ponerte al sol para que este aumente tu temperatura. Pero, ¿y si eres un dinosaurio de 13.000 kilogramos de peso como el Apatosaurus? No puedes confiar en el sol, ¿quizás estos dinosaurios eran de sangre caliente? Esta sugerencia permanece en estudio aunque no hay pruebas totalmente concluyentes que la apoyen. Mientras tanto, James Gillooly de la Universidad de Florida ha propuesto una alternativa que responde de forma más sencilla a este problema. Para ello ha han calculado como podían disipar el calor que producía su propia actividad.
La conclusión es que no podían. Según sus cálculos, los dinosaurios más grandes alcanzaban temperaturas internas de hasta 40 º grados centígrados. Simplemente su cuerpo no les permitía desprenderse del calor con eficacia lo que elevaba su temperatura interior. Y la gran masa hacia muy lento su enfriamiento incluso de noche. Así, incluso si no controlaban activamente su temperatura como pájaros y mamíferos, parece confirmarse que algunos dinosaurios tenían la sangre caliente.
Actualmente, hay algunos grandes animales como el tiburón blanco que mantienen una temperatura superior a la ambiental por mecanismos parecidos. Es un mecanismo conocido como gigantotermia.
Vía | BBC News En Genciencia | ¿Cómo se sexa un dinosaurio?
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