Todo ha sido gracias a una falange de un dedo localizada en el 2008, concretamente en una cueva llamada Denisova, en Siberia: tuvimos parientes en Asia central hace 40.000 años.
Gracias al frío, en este hueso tan pequeño se halló un tesoro que ahora va a complicar más nuestro árbol genealógico: fragmentos de ADN.
Según Nature, los investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania, lograron aislar el ADN mitocondrial, llegando a la conclusión de que se trataba de una especie humana nueva.
Una tercera especie de la que no se tenía ninguna noticia, y que ahora habrá que sumarse a los neandertales y los sapiens.
A cien kilómetros de la cueva Desinova hay un yacimiento de neandertales, así que es posible que ambas especies convivieran.
Hasta hace poco se suponía que los sapiens y los neandertales fueron los únicos humanos en los últimos miles de años, pero ya en el 2003, con el descubrimiento del hobbit de Flores, en Indonesia, hubo que cambiar los manuales.
Vía | El mundo
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