En nuestras redes sociales, como Twitter, Facebook o Instagram, solemos mostrar a los amigos las fotografías y experiencias de nuestras últimas vacaciones, o cualquier otro evento extraordinario. Algunos comentarios a tales fotografías fueron del tipo "cómo te cuidas", "qué envidia", "qué bonito". Sin embargo, ¿hasta qué punto mis amigos y allegados están interesados en contemplar lo bien que me lo estoy pasando en mis viajes o vacaciones?
Un estudio publicado en en la revista Psychological Science y realizado por investigadores de Harvard señala que todo ello tiene un coste social: muchos amigos realmente preferirían no oír hablar de cómo te lo estás pasando. Otra cosa es que la experiencia haya sido compartida, entonces, por muy mundaba que sea, sí que resultará interesante charlar sobre ella.
Experiencias compartidas
Ser extraordinario te hace ser especial, pero también diferente a los demás, y la interacción social se basa en las similitudes. Así pues, cuando en tus redes sociales expones un tipo de vida muy alejada de las posibilidades de tus semejantes, estos no empatizarán con ella.
Cooney, que llevó a cabo la investigación con Daniel T. Gilbert, de la Universidad de Harvard y Timothy D. Wilson, de la Universidad de Virginia, señala que al elegir entre las experiencias, no sólo debemos pensar en cómo nos sentiremos cuando se produzcan, sino también en cómo afectarán a nuestras interacciones sociales.
Si una experiencia no tiene nada en común con los demás, entonces no importa lo buena que haya sido: probablemente no nos hará feliz en el largo plazo.
Imagen | Jumilla
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