Aprendemos mejor de los errores que de los aciertos

Aprendemos mejor de los errores que de los aciertos
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La cultura popular ya lo decía: “Equivocarse es de sabios“. Y es que, según un estudio canadiense publicado en la revista Psychology and Aging, a medida que envejecemos, nuestro cerebro aprende mejor de los errores que de los aciertos.

Los experimentos realizados en el estudio con sujetos de 20 a 70 años de edad revelan que la diferencia de resultados entre ambos métodos de aprendizaje es 2,5 veces más pronunciada en adultos de edad avanzada que en jóvenes.

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Los adultos mayores suelen experimentar una disminución de la memoria relacionada con la edad, por lo que consiguen recordar más a partir de aprender a crear recuerdos más ricos que aquellos adultos jóvenes que no están experimentando problemas de memoria.

En dos pruebas distintas, los científicos del Instituto de Investigación Rotman Baycrest de Toronto compararon los resultados de ejercicios de memoria realizados por 45 adultos veinteañeros con los de 45 adultos mayores con una edad media de 70 años. Dos métodos de aprendizaje fueron aplicados. El primero supuso aprendizaje pasivo, en el que a los participantes se les pidió que recordaran una categoría como “flor” y una palabra relacionada, como “rosa”.

Otro método fue el aprendizaje a partir de errores, en el cual se daba la categoría, pero el participante tenía que adivinar la palabra relacionada antes de que eventualmente ésta se les proporcionara. Cuando los adultos están aprendido material conceptual, pueden establecer mejores relaciones entre los errores y la información correcta, lo que les ayuda a recordar.

Andree-Ann Cyr, la principal investigadora del estudio:

Aprender de la manera más difícil resultó ser la mejor manera. La literatura científica ha apoyado tradicionalmente el aprendizaje sin errores para los adultos mayores. Sin embargo, nuestro estudio ha demostrado que si los adultos mayores están aprendiendo algo muy conceptual, donde pueden hacer una relación significativa entre los errores y la información correcta que se supone que debemos recordar, en esos casos los errores pueden de hecho ser muy beneficiosos para el proceso de aprendizaje.

El cerebro lleva a cabo asociaciones y vínculos más ricos cuando se codifica la información si se tiene que esforzar para buscar las respuestas, en tanto que el aprendizaje pasivo o sin errores es menos exigente para el cerebro, porque la respuesta correcta simplemente le es proporcionada.

Vía | Montevideo Comm

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