Cuando estamos en grupo pensamos peor y nuestra responsabilidad se diluye

Cuando estamos en grupo pensamos peor y nuestra responsabilidad se diluye
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Uno de los efectos secundarios más gravosos que suceden cuando uno pertenece a un grupo organizado es que la responsabilidad individual se difumina, las discrepancias altisonantes se silencian y las ideas se vuelven homogéneas.

Si el grupo tiene raigambre religiosa (vida tras la muerte, dogmatismo intocable, estabilidad ideológica y perdón ultraterreno de las faltas en la vida carnal), entonces estos efectos secundarios aún son más evidentes; si bien muchos movimientos laicos (ideologías políticas) tienen comportamientos casi idénticos al de religiones.

Imitación y gregarismo

Ya lo decía el filósofo Gustavo Bueno: 100 individuos, que por separado pueden constituir un conjunto distributivo de 100 sabios, cuando se reúnen pueden formar un conjunto atributivo compuesto por un único idiota. Lo que no dijo Bueno, además, es que 100 individuos pueden comportarse de forma menos crítica, menos responsable, con menos matices.

La imitación está imbricada en los circuitos neurológicos de nuestro cerebro. Si nuestra conducta difiere de la conducta de la gente que nos rodea, entonces las neuronas emiten una señal de alarma: se activan regiones asociadas con el aprendizaje por refuerzo y las que modulan la recompensa.

Según el neurólogo Vasily Klucharev, actuamos así porque percibimos que, yendo en grupo, obtendremos más beneficios. El gregarismo, pues, prospera gracias a sus ventajas evolutivas inherentes.

La diversidad de voces no ofrece más garantías de obtener la verdad, como sostiene Dieter Frey, profesor de psicología en Munich. Los grupos se aferran más habitualmente que los particulares a las informaciones que les resultan agradables, dudan menos del acierto de sus decisiones y hacen menos caso de los argumentos contrarios, por muy cargados de razón que vengan.

Si hay cualquier duda o fisura argumental, cualquier mínima disonancia cognitiva, entonces el odio al otro, el etnicismo, el racismo, la xenofobia, el clasismo y, en suma, la identidad de grupo, hará el resto. Porque todos, cada vez más, vivimos en burbujas:

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