Si hablamos de armas femeninas para atraer al sexo masculino, indudablemente estamos hablando de esas dos glándulas mamarias que tiran más que dos carretas. Los pechos. Los senos. Las tetas. No en vano, en 2008 se realizaron 307.230 operaciones de pecho en EEUU. Fue la operación número 1 en cirugía estética, seguidas por rinoplastias (279.000) y liposucciones (245.000).
El peso medio de un pecho es de 1.1 libras (0.45 kilos) y contiene entre el 4 y el 5% de la grasa total del cuerpo. Y los científicos se han encargado de certificar lo obvio: que mueven el mundo.
Lección 4: el tamaño de tus pechos es crucial
A pesar de que diversos estudios de laboratorio sugerían que los pechos grandes resultan más atractivos para los hombres que unos pechos pequeños, estos estudios se realizaban siempre en los confines del laboratorio y mediante fotografías, algo bastante artificial.
El psicólogo francés Nicolas Guéguen quiso realizar un experimento un poco más realista, cuyos resultados fueron publicados en su artículo “Relación entre el tamaño del seno femenino y el cortejo masculino“. En puridad, el experimento consistía en ir cambiando sistemáticamente el tamaño aparente de los pechos de una chica y examinar el número de veces que se le acercaba algún hombre en un bar.
Durante 12 semanas, los experimentadores emplearon rellenos de látex para variar el tamaño del pecho de la mujer, contabilizando el número de hombres que la invitaban a bailar o a tomar algo, tal y como señala Richard Wiseman:
El efecto fue tan espectacular como predecible: sin la ayuda del relleno de látex, se le acercaron tres hombres en una noche; cuando se puso una falsa talla B, el número de hombres aumentó hasta 19; cuando pasó a la falsa talla C, logró un asombroso total de 44 intentos.
El contexto tampoco parece de todo punto espontáneo porque los hombres acudían explícitamente a ligar, así que se repitió el experimento en un contexto más neutro (en el que el hombre sólo tuviera unos segundos para decidirse). Los resultados del estudio fueron publicados en el artículo “Estudio de campo sobre el tamaño de los senos y el autoestop“.
Ya os lo podéis imaginar: la autoestopista se ponía y quitaba el látex y se contaban cuántos coches se paraban a su vera. En 426 conductoras, el tamaño del pecho de la autoestopista no influyó: alrededor del 9 % de las conductoras se detuvo independientemente del tamaño del pecho.
El patrón de 774 conductores masculinos fue radicalmente distinto: el 15 % se detuvo para recoger a la mujer sin relleno de látex, frente al 18 % cuando se puso la talla B y el 24 % cuando pasó a la C.
Otro estudio realizado por investigadores de la Victoria University of Wellington, en Nueva Zelanda, concluye que el escote es el primer lugar al que miramos (y al que más tiempo miramos) cuando vemos a una mujer.
Vía | 59 segundos de Richard Wiseman
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