Intuitivamente consideramos que la mejor forma de tomar una decisión acertada o producir conocimiento válido consiste en depositar nuestra confianza en una única persona o en un grupo de expertos en el tema concreto. Sin embargo, cada vez estamos descubriendo nuevos escenarios donde esa intuición se desmorona.
Por ejemplo, en el artículo sobre democracia líquida vimos que ser “experto” es un estatus cuestionable y cambiante, y además se obtiene de forma adivita, algo similar a lo que sucede en la edición de Wikipedia. Pero a la hora de abordar problemas verdaderamente complejos, tal vez la solución más eficaz sería confiar en la variedad. En la diversidad neuronal.
Uno de los investigadores pioneros en esta clase de planteamiento es el catedrático Scott E. Page, de la Universidad de Michigan, que lleva más de veinte años recopilando evidencias que avalen la máxima “la diversidad puede con la capacidad”.
Por ejemplo, si un grupo de individuos con un CI elevado pero compuesto exclusivamente de médicos se enfrentaba a un grupo de CI más reducido pero más heterogeneo, procedente de profesiones más diversas, a la hora de resolver algún problema resultó que el grupo heterogeneo obtenía mayor puntuación. El grupo menos inteligente pero más diverso resultaba ser más inteligente. O dicho de otro modo: los individuos de CI elevado obtenían mayor puntuación resolviendo tests de inteligencia individuales, pero bajaban de puntuación a la hora de resolver problemas en grupo.
Los grupos diversos ofrecen un pensamiento más flexible e innovador.
Esta idea, además, es la que está fomentando Internet, donde resulta más sencillo conectar a personas muy diferentes de muchas formas distintas. Incluso a la hora de obtener información sobre el mundo, por ejemplo mediante noticias, Internet menoscaba el aislamiento y la información unidireccional que los medios tradicionales fomentaban.
Sí, un lector de derechas y ultraliberal probablemente acudirá a blogs que sintonicen con su ideología tal y como lo hacía en los medios tradicionales, leyendo solo la prensa que respaldaba con su deriva política. Sin embargo, según un estudio de 2010 de Matthew Gentzkow y Jesse M. Shapiro, de la Universidad de Chicago, en el entorno blog no sucede exactamente lo mismo que en el entorno tradicional.
Lo que descubrieron es que un visitante regular a una web de izquierdas, por ejemplo, haría un click a un link a un blog ultraliberal de derechas con mucha más frecuencia que un moderado que solo mira la CNN para conocer los titulares. Además, Internet incluso añade diversidad al ámbito social del lector, tal y como explica Steven Johnson en Futuro perfecto:
Los barrios, los clubes, los grupos de amigos, de compañeros de trabajo, la familia: todos eran cámaras de resonancia ensordecedoras comparados con cualquier forma moderna de los medios de comunicación. Resulta que la gente que pasa mucho tiempo visitando webs sobre política tiene hasta tres veces más probabilidades de encontrar puntos de vista diversos que quienes pasan el rato con sus amigos y compañeros de trabajo en el bar o junto a la máquina de agua mineral.
(…)
Dada nuestra natural predisposición a asumir que las reuniones cara a cara son intrínsecamente más sanas que las mediadas, los resultados del índice de aislamiento pueden resultar chocantes.
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