Investigadores de la Universidad de Dinamarca han llevado a cabo un estudio que sugiere una conclusión, cuando menos, chocante: que el secularismo está en peligro de extinción, que cada vez habrá menos ateos, y que la mayoría de los seres humanos tendrá algún tipo de creencia religiosa.
El resumen de esta conclusión es simple: las familias religiosas tienen más hijos que las familias ateas.
El fin del ateísmo
Tras analizar los datos referentes a fertilidad y creencias religiosas de los habitantes de Malasia y Estados Unidos, los autores del estudio anteriormente mencionado llegaron a la conclusión de que los ateos no se reproducen tanto como los que que abrazan alguna doctrina religiosa.
Las más fértiles eran las familias musulmanas, que tenían una media de cinco hijos en Malasia y de cuatro en Estados Unidos. En segundo lugar están los cristianos, cuya media era de tres hijos en ambos países.
Quienes no profesan ninguna religión, sin embargo, tienen una media hijos inferior a dos. Solo los budistas parecen reproducirse en menos que los ateos o, más atinadamente, los que no tienen creencias institucionalizadas.
Obviamente, nacen ateos en las familias de creyentes, y creyentes en las familias de ateos, pero procentualmente no es así: la educación en los primeros años de vida, en el seno familiar, es donde se determinan en gran parte las creencias religiosas de una persona.
El poder de las ideas
En cualquier caso, predecir que en el futuro habrá menos ateos es tan aventurado como predecir lo contrario, porque la religiosidad de una nación no solo depende de la educación en el seno familiar, sino de innumerables factores. Por ejemplo, España siempre ha sido un país muy católico, pero ya es el quinto país del mundo con mayor número de ateos: quizá porque religión se asocia ya a una época rancia, retrógrada y fascista.
Según el último estudio internacional hecho por Gallup en 57 países arrojó como resultado que, en promedio, el 13% de su población se identifica como atea, mientras que el 23% se considera como no religiosa.
Además, a más ingresos, educación y edad mayor es el porcentaje de ateísmo. Algo que se aprecia de forma particularmente evidente en el ámbito científico: cuanto más elevada es la formación de los científicos, mayor es el porcentaje de ateísmo.
Confiemos, pues, en que la batalla de las ideas (sobre todo se si confrontan buenas ideas contra malas ideas), no todo dependa de los hijos que tengamos, sino de otro factores menos vinculados al "lavado de cerebro", como leer más libros o cursar un doctorado.
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