Estos días no se habla de otra cosa. Más aún desde el esperado estreno de Los hombres que no amaban a las mujeres, la adaptación al cine de la primera de las novelas que conforman la trilogía Millenium, obra del fallecido autor sueco Stieg Larsson.
La heroína de este best seller mundial, convertida casi en icono social en Suecia, es Lisbeth Salander, una chica de todo menos convencional. Al margen de una personalidad del todo estridente, Salander hace gala de extrañas y curiosas habilidades, entre ellas unos extraordinarios conocimientos de informática que la han llevado a convertirse en una hacker de categoría mundial.
Además de esto, Larsson ha otorgado a su protagonista un extraño don que consiste en la capacidad para recordar cosas casi al detalle con apenas haberles echado un fugaz vistazo. Es lo que conocemos como memoria fotográfica, habilidad en torno a la cual los expertos no han logrado ponerse de acuerdo.
La teoría más extendida respecto a este tema es que muchos recuerdos se guardan en la memoria en forma de imágenes mentales, es decir, existen como imágenes en nuestro cerebro y podemos evocarlas mentalmente simplemente cerrando los ojos. Sin embargo, la memoria fotográfica o eidética consiste en la retención de imágenes con tal grado de claridad y detalle como para ser exploradas al menos durante 30 segundos. Las imágenes eidéticas se proyectan frente a la persona que las evoca y son relativamente frecuentes en niños –aproximadamente ocho de cada cien tienen memoria fotográfica-. Sin embargo, al llegar a la adolescencia esta habilidad desaparece, siendo excepcionalmente rara en la etapa adulta.
Con 25 años, Lisbeth Salander constituye una excepción. Para justificar el extraño don de la protagonista de Millenium, Larsson le atribuye el Síndrome de Asperger, un trastorno severo del desarrollo según el cual los individuos que lo padecen presentan habilidades especiales en áreas restringidas. Los afectados por este síndrome tienen un aspecto e inteligencia normales, incluso superiores a la media, como es el caso de Salander, pero sufren una especie de “ceguera emocional” y les resulta casi imposible sentir empatía por las personas de su entorno.
El comportamiento asocial del que hace gala Salander a lo largo de toda la trilogía es también otra característica común de los Asperger. De hecho, este trastorno a menudo era confundido con algunas formas de autismo, hasta que no hace mucho la comunidad científica lo acabó catalogando como una patología distinta. De ahí que todavía hoy sea poco conocido por la población general e incluso por algunos profesionales médicos.
En su segunda aventura, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, Salander es capaz de memorizar al completo el libro Dimensions in Mathematics, la Biblia de las matemáticas. No se trata de cualquier libro, sino de un tocho de 1.200 páginas sobre la historia de esta ciencia desde los antiguos griegos hasta los actuales intentos por dominar la astronomía esférica.
Y es que los individuos que sufren el síndrome del que hablamos adquieren con frecuencia una fijación por un tema concreto del que pueden llegar a convertirse en auténticos expertos. En el caso de Salander esta obsesión es el Teorema de Fermat, un enigma numérico que durante casi cuatro siglos estuvo sacando de quicio a matemáticos de medio mundo hasta que en 1993 un inglés llamado Andrew Wiles consiguió descifrar el rompecabezas. Llevaba veinticinco años reflexionando sobre el enigma, los diez últimos a tiempo completo. Casi nada…
Si existen o no personas con esta asombrosa capacidad es algo que trataremos en futuros posts. Si la protagonista de Millenium será o no capaz de descifrar en tiempo récord el enigma de Fermat es algo que dejamos en el aire para no aguarles la fiesta a los devotos del fenómeno Larsson.
Más información | Fundamentos de psicología. Dennis Coon.
Más información | Fundación Asperger España
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