El mito de que te puedes perder la memoria si te propinas un fuerte golpe en la cabeza no es exactamente un mito. Es algo que puede suceder, pero se ha convierto en un mito en el sentido de que ocurre con tan escasa frecuencia que casi podríamos afirmar que no ocurre nunca.
Al menos no como aparece reflejado en el cine y la literatura. A continuación vamos a explicarlo con un poco más de detalle.
Golpe en la cabeza: cada vez más frecuente
Cada año se producen, solo en Estados Unidos, unos siete millones de lesiones cerebrales, según datos del Centro para el Control y la Prevención de las enfermedades publicados en el año 2010. En Reino Unido se produce, aproximadamente, un millón de casos al año.
Las lesiones cerebrales pueden estar ocasionadas por golpes, por la penetración en el cráneo de algún objeto, como consecuencia de un derrame o una apoplejía. El 85% de las lesiones cerebrales traumáticas, sin embargo, son leves. Eso no significa que no haya síntomas: incluso en los casos leves, éstos pueden prolongarse durante meses.
¿Amnesia?
En un estudio realizado en el año 2006 por Karen Hux y sus colegas, tras entrevistas a 318 personas en Estados Unidos resolló que más del 93% de ellas respaldaban erróneamente la idea según la cual después de sufrir una lesión cerebral, uno puede olvidarse de quién es y no reconocer a los demás, y ser normal en todo lo demás.
Lo que parecían ignorar estas personas es que, si uno sufre amnesia, también lo más probable es que tenga dificultades en otros aspectos, incluso problemas para adquirir nueva información o mantener la atención.
La otra realidad es que la amnesia que se deriva de una lesión cerebral varía mucho en función del paciente o de la ubicación o de la extensión de la zona dañada. Lo más frecuente en una amnesia es que el paciente deba esforzarse para almacenar nuevos recuerdos a largo plazo, lo que se conoce como amnesia anterógrada.
Pero es muy anómalo que pierdan su identidad o su Yo, tal y como sucede en las películas. Lo explica así Christian Jarrett en su libro Grandes mitos del cerebro:
Un amnésico típico de este tipo tiene intacta su inteligencia y su memoria a corto plazo, la que utilizamos para recordar momentáneamente en la mente un número de teléfono antes de marcarlo. Normalmente estos amnésicos conservan un número de recuerdos autobiográficos anteriores a su enfermedad suficiente para mantener su identidad y su sentido del yo. La mayoría de amnésicos también conservan el recuerdo de sus antiguas habilidades y la capacidad de adquirir nuevas habilidades.
La amnesia retrógrada es la que solemos ver reflejada en el cine y la literatura, y siempre se exageran sus efectos y se presenta de una forma poco realista, sin contar que es un fenómeno muy poco común. Un ejemplo clásico es el agente desmemoriado Jason Bourne, interpretado por Matt Damon, que conserva todas sus habilidades, e incluso es capaz de dar hostias como panes, pero le afta solo una: recordar su pasado.
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