Últimamente está apareciendo una hornada de libros nuevos que ponen en evidencia que las nuevas tecnologías nos están haciendo más torpes, como Atrapados de Nicholas Carr o Mind Change, de Susan Greenfield. Torpes en el sentido de que, al confiar en la memoria externa y la automatización del software que nos rodea, hacemos menos esfuerzo por recordar o ser cuidadosos.
Según un estudio publicado en 2011 por Betsy Sparrow y sus colaboradores, de hecho, las personas que guardaron datos en un equipo eran menos capaces de recordar los datos más tarde en comparación con las personas que se les dijo los datos serían borrados. En otras palabras, Google podría estar empeorando nuestra memoria.
Según Sparrow, no le ha sorprendido constatar que cada vez más personas no memoricen datos porque confían en que pueden conseguirlos, sino su habilidad para encontrarlos:
No somos personas irreflexivas con la cabeza hueca y sin recuerdos. Pero cada vez somos más particularmente adeptos a recordar dónde ir a buscar las cosas. Y eso es algo increíble. Con la llegada de los buscadores de información hemos aprendido a memorizar de otra manera. Tendemos a olvidar lo que sabemos que podemos hallar en internet y a recordar solo aquello que creemos que no estará disponible en línea.
Según el neurocientífico Gary Small, autor del libro iBrain, hay indicios de que nuestro cerebro es sensible a esta tecnología si se usa apenas unas horas. En 2008 realizó un experimento que (publicado con el título Your Brain on Google: Patterns of Cerebral Activation during Internet Searching) mostró que una hora diaria frente al ordenador es suficiente para reconfigurar el cerebro (aunque hay que advertir que el tamaño muestra era muy pequeño). Así pues, se aventura Small, ¿qué estará haciendo Google con nuestra memoria?
Vía | Wired
Imagen | warrantedarrest
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