Jacque Fresco, un vejete con cara de simpático, es el fundador de El Proyecto Venus o Proyecto V, una ciudad ideal donde el único dinero que puede circular es el del Monopoly y cuyos avances técnicos optimizan al máximo el estilo de vida de sus ciudadanos, siempre respetando y protegiendo el medio ambiente. Un lugar que suena demasiado bien, como una película bienintencionada de Disney, y que por tanto no puede más que levantar mis suspicacias: en todo lo que parece demasiado bueno sólo puede subyacer un lavado de cerebro sectario o, peor aún, un fanatismo ideológico que termina siendo, por sus formas, aún más perjudicial que el caos que pretende ordenar.
Sólo hace falta echar un vistazo a la descripción que podéis leer en la página web oficial del Proyecto Venus:
El Proyecto Venus es una tarea educativa que tiene su sede en un Centro de Investigación ubicado en Venus, Florida. En este centro tienen en cuenta la enormidad de los desafíos a los que se enfrenta la sociedad actual, podemos reflexionar y evaluar algunas de las cuestiones subyacentes y las hipótesis que hacen a la sociedad tal y como es. Pero este auto-análisis pondrá en tela de juicio la naturaleza misma de lo que significa ser humano, lo que significa ser miembro de una <>, y qué opciones podemos hacer hoy para garantizar un futuro próspero para toda la población del mundo…
¿No da un poco de miedo? ¿No suena todo a gente vestida con túnica blanca entregando todo su patrimonio a un líder con barbita de chivo que además tiene derecho de pernada? Hacer desaparecer a las personas perversas hipnotizadas por el brillo fenicio del dinero ¿no suena a ponerle puertas al campo? ¿Fresco ignora los libros de Veblen? Probablemente, la respuesta a todas estas preguntas es “Sí”. Sin embargo, dejando aparte el mérito del intento, debo reconocer que los diseños arquitectónicos y tecnológicos de las colonias del Proyecto Venus tienen un aspecto muy llamativo.
Como recién salidos de una ciudad alienígena. Los dibujos artísticos que se han realizado para vender la idea, tienen toda la pinta de haber sido inspirados por una película de ciencia ficción sobre un futuro blanco e inmaculado, algo así como el futuro de la película Demolition Man, protagonizada por Sylvester Stallone, donde el sexo se practicaba con unos higiénicos cascos sensitivos y se sancionaba económicamente a quien profiriera una palabrota.
La casa de la pradera en versión hi-tech y con el vano propósito de barrer de la sociedad la corrupción y las trampas financieras. Estéticamente, las típicas urbanizaciones para ricos, con la diferencia de que los ricos ya son tan ricos que ni siquiera precisan de sus abultadas carteras para mantener su nivel de vida. Qué pertinentes son ahora las palabras de aquel filósofo: el hombre es un lobo para el hombre. El Proyecto Venus, pues, suena a pura demagogia, pero son tan atractivos sus diseños y tan bonitos sus ideales (conceptualmente hablando), que uno, a veces, desearía que el proyecto funcionara algún día.
No obstante, puedo equivocarme. Y Fresco, puede estar en lo cierto. Al menos parece que muchas personas están empezando a respaldar sus ideas y creen que realmente tiene una varita mágica capaz de mejorar el mundo, como os explicaré en la siguiente entrega de esta serie de artículos sobre el Proyecto Venus.
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