Tras el ranking de países felices expuesto en la primera entrega de esta serie de artículos sobre la felicidad, uno no puede evitar levantar una ceja escéptica. ¿En realidad en todos esos países seríamos más felices? A tenor de las noticias que vemos en televisión o leemos en los periódicos, muchos de los países sudamericanos que se mencionan en este índice que mide el bienestar presentan serios problemas económicos, sociales, políticos y hasta militares. Y ya no digamos si viajamos hasta Vietnam. Estados Unidos, a pesar de estar en los últimos puestos de este ranking formado por 178 países, me parece un lugar mucho más confortable.
¿Acaso estoy confundido por el poder capitalista, los cafés de la cadena Starbucks y la conexión de banda ancha? Francia ocupa en lugar 129. ¿No es tan importante una baguette caliente para desayunar o un sistema universitario eficiente? ¿Cómo es posible que los africanos Zimbabwe (el último de la lista), Swazilandia y Burundi estén tan cerca de estos lugares del primer mundo en los que no me importaría vivir?
El orden en el que aparecen los países puede que contradiga la intuición, pero eso se debe a que los políticos se han perdido, al dejarse guiar por modelos matemáticos abstractos de una economía que tiene poco que ver con el mundo real, declaró uno de los directivos de la NEF, Andrew Simms. Por eso, según Simms, Vanuatu es el lugar más feliz del mundo aunque su PIB esté en el puesto 207 a nivel mundial de un total de 233 países. Pero yo sigo con la ceja escéptica levantada.
Estoy de acuerdo con que la felicidad no está ligada a los altos niveles de consumo. Y que en países tan aparentemente apacibles como Noruega el índice de suicidios es alarmante. Pero aún así algo me sigue dando mala espina en esta clasificación, sobre todo si tenemos en cuenta los desastres naturales o sociales que asolan de vez en cuando el archipiélago de Vanuatu.
Por eso, para equilibrar las cosas, voy a basarme en otro estudio diferente, que se inspira en valores ligeramente distintos, y que elevan Dinamarca al primer puesto; luego vienen Suiza, Austria, Islandia, Bahamas, Finlandia o Suecia. Esto empieza a sonarme mejor. El estudio proviene de la Universidad de Leicester, también en Inglaterra. La lista, compuesta por 178 naciones, sin embargo coincide con la de HPI en los últimos puestos del ránking: los africanos Zimbabwe y Burundi vuelven a asomar la nariz.
Para extraer estos resultados, que sintonizan mejor con mi idea del mundo (seguramente pervertida por el maléfico sistema capitalista, no lo niego), se han cruzado datos de un total de más de cien investigaciones que proceden, entre otros, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización Mundial de la Salud (OMS) o del Centro de Inteligencia Americana (CIA). También se tuvieron en cuenta encuestas efectuadas por el psicólogo Adrian White a más de 80.000 personas de todo el mundo, cotejándose las respuestas con el nivel de vida, la formación y el sistema sanitario. En países con buena atención sanitaria, alto nivel de crecimiento y buen acceso al sistema educativo, las personas aseguran ser más felices que en otros lugares, lo cual me suena mucho más razonable. Aunque, quién sabe, quizá es que no he probado a desprenderme de mis posesiones para vivir en una playa alimentándome de cocos. Quizá no deba olvidar que los primeros países en el estudio también tienen los mayores índices de suicidios del mundo.
En este estudio, España ocupa el puesto 46, lo cual no difiere mucho del estudio del HPI, y nos sitúa bastante inequívocamente como un país que ni fu ni fa. Costa Rica el puesto 12. Venezuela, el 25. Colombia, el 34. República Dominicana, el 42. Bolivia, el 117.
En otro estudio posterior, del Instituto de Investigación Social (ISR) de la Universidad de Michigan, en el que se midió el grado de bienestar subjetivo en 2007 de 97 países, se constata que de nuevo Dinamarca lidera la lista, pero que luego vienen Puerto Rico y Colombia. El ISR lleva realizando esta medición de endorfinas por países desde 1981, descubriendo que, a pesar de que algún acontecimiento decisivo, como ganar la lotería, puede provocar un aumento de la felicidad subjetiva a corto plazo, los niveles de felicidad en el país a lo largo de los años suelen ser estables y predecibles. En el ISR se valora como un rasgo fundamental el nivel de libertad del individuo, así como el nivel de democratización y de tolerancia. Zimbabwe vuelve a ser el último de la lista. Estados Unidos, el 16. Francia, el 37.
Estudios y más estudios sobre la obsesión de hallar la región más feliz del planeta. El de la Universidad británica de Cambridge, centrándose sólo en Europa, sitúa a España en 10º lugar, un poco mejor que en los anteriores. Basándose en una encuesta a más de 20.000 ciudadanos de 180 regiones de la UE, también pone a Dinamarca al principio, seguida de Escandinavia, Finlandia e Irlanda. Lo más infelices serían los portugueses, los italianos y los griegos, desmintiendo el tópico de que los países de clima más templado y soleado son los que registran mayor optimismo. Al parecer, la confianza en las leyes, el gobierno y en la sociedad en general es un factor a tener en cuenta en el grado de felicidad de un ciudadano, y a ese respecto, los países nórdicos se llevan la palma.
¿De qué estudio fiarse más? Quizá en la tercera entrega de esta serie de artículos logremos dar con la clave.
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