No, no es el fútbol, aunque también sea una poderosa herramienta para crear dicotonomías "ellos" VS "nosotros". Es el balón prisionero. Este deporte, según un nuevo estudio que se publicará en la revista European Physical Education Review, es muy eficiente a la hora de cosificar a los oponentes, hasta el punto de que los deshumaniza.
Es decir, que uno de los juegos más comunes de las clases de gimnasia está siendo usado como una herramienta de "opresión", según este equipo de investigadores canadienses.
El balón prisionero, en pocas palabras, es un campo de juego dividido en dos, como en el voleibol. El objetivo consiste en eliminar a todos los jugadores contrarios. Para ello, basta con golpearles con la pelota sin que lleguen a cogerla con las manos antes de que toque el suelo. El jugador golpeado abandona el campo de juego y pasa a situarse fuera, detrás del campo enemigo. Allí tiene la posibilidad de atrapar la pelota si esta traspasa el campo y devolverla a su equipo.
Los investigadores observaron que los estudiantes más atléticos y con mayor autoridad en la clase establecieron reglas y prácticas sin la participación de otros estudiantes, incluida la creación de sus propios equipos, lo que les permitió agruparse con otros estudiantes similares.
Los entrevistadores profundizaron en cómo se sentían muchos jugadores realizando diveras entrevistas. La mayoría no se divertían con el balón prisionero. Su tesis, perfectamente discutible, ha sido contrapuesta con la teoría política de Iris Marion Young y su cinco facetas o caras de la opresión, sugiriendo en el balón prisionero se cumplen todas:
- Explotación: utilizar el trabajo de otras personas para beneficiarse uno mismo.
- Marginalización: relegar un grupo de baja categoría al borde de la sociedad.
- Impotencia: Los relegados tienen falta de autonomía.
- Imperialismo cultural: el establecimiento de las normas y costumbres de la clase dominante como norma.
- Violencia: los miembros de un grupo de baja categoría saben que pueden estar sujetos a ataques no provocados al azar.
Hacer deporte es importante. Cosificar es peligroso. Tal vez en cualquier deporte basado en un fomato adversarial existan estas "opresiones", pero de forma figurada, puntual, como parte del juego o de lo lúdico, así que no habría que preocuparse demasiado por ello. Los niños que practican deportes en los que compiten contra otros, ya sea fútbol, baloncesto, tenis, karate, esquí, natación o cualquier otra disciplina, aprenden en el camino una serie de valores que, forjarán su carácter.
Con todo, vale la pena tener en cuenta este punto de vista a la hora de reflexionar a propósito del grado de importancia que le damos a los deportes competitivos. Sobre todo esos padres que se ponen entre el público a gritar insultos a los oponentes de su hijo.
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