Biden ha ganado las elecciones, pero eso no quita para que Trump haya sido votado por mucha más gente que en las elecciones anteriores, no menos; tanta gente que incluso ha superado a los votantes que se inclinaron por Barack Obama en 2008.
El psicólogo cognitivo Steven Pinker sostiene que esto sucede, entre otras razones, porque muchas personas sienten aversión hacia las políticas identitarias de la izquierda.
Es sorprendente pensar que en el año 2020 Biden podría postularse para presidente con un anuncio que dice: "Creo en la Ilustración, la física newtoniana y la Era de la Razón. El otro no".
Cómo es posible, pues, que la gente siga votando masivamente a Trump. ¿En realidad no creen en la ciencia? ¿Son solo paletos?
La tensión partitocrática
El evidente desdén de Trump por decir la verdad es molesto cuando exagera el tamaño de su multitud, el tamaño de sus manos, el tamaño de su cuenta bancaria o el tamaño de su victoria electoral.
Pero su desdén por la ciencia se ha vuelto fatal, como estamos viendo en esta creciente pandemia. Trump ha pasado de ofrecer remedios para curanderos, como desinfectantes, luz ultravioleta e hidroxicloroquina, a burlarse de las personas, incluido Biden, por adoptar el método más fácil y científicamente probado para limitar la propagación del coronavirus: usar una mascarilla.
Una de las principales diferencias entre la Ilustración y la Edad Media es el respeto por el conocimiento, el respeto por la ciencia. Toda la idea de progreso requiere mirar objetivamente los problemas, encontrar y probar soluciones, y luego difundir y utilizar lo mejor de ellos. Así es como crecemos, así es como aprendemos, así es como prosperamos. Pero, quizá, sus votantes no sean tan medievales.
Quizá muchos piensan que votan a Trump, una criatura grotesca, como venganza, por hartazgo, como una forma de romper la baraja. Quizá sencillamente los medios caricaturizan tanto a Trump que la gente le disculpa sus salidas del tiesto. O tal vez están cada vez más cansados de la superioridad moral del bando contrario.
Sea como fuere, Estados Unidos está muy polarizada. Y esa polarización nos llegará también a nosotros. Podéis ahondar un poco más en todo en ello en el siguiente vídeo:
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