Gente que se pone hablar de repente con acento extranjero

Gente que se pone hablar de repente con acento extranjero
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Imaginaos que una mañana os despertáis, os aclaráis la garganta y voilà: empezáis a hablar con acento extranjero. Lo que puede estar ocurriendo es que realmente eres extranjero y lo has olvidado. Pero lo más probable (aunque igualmente es un trastorno improbable) es que estés sufriendo lo que se denomina síndrome del acento extranjero (el nombre no es muy original, ciertamente).

Aunque en ciertas ocasiones el origen de este síndrome hay que buscarlo en un trastorno psicológico, lo habitual es que sea una señal de daño cerebral, posiblemente producido por un golpe o una lesión en la cabeza.

El síndrome del acento extranjero fue descrito por primera vez en 1907 por el neurólogo francés Pierre Marie, en Checoslovaquia. Y algunos casos son realmente espectaculares, como los que describe Joan Liebmann-Smith en su libro Escucha tu voz:

Entre los casos más recientes se incluye el de una mujer estadounidense que, después de un derrame cerebral, empezó a hablar con acento británico, y el de un hombre que empezó a hablar con acento italiano también después de un derrame. Pero los dos fueron ampliamente superados por una mujer inglesa: después de sufrir un derrame empezó a hablar con acentos eslavo, francés de Canadá y jamaicano.

Este último caso referido corresponde al de Linda Walker, una señora mayor de 60 años de la zona de Newcastle. Más recientemente, en la edición de julio de 2008 de la Revista Canadiense de Ciencias Neurológicas, los investigadores de la Universidad McMaster publicaron un estudio en el que una mujer de Windsor, Ontario, después de sufrir un derrame, empezó a hablar en lo que algunas personas describen como un acento de Terranova.

Con todo, sólo hay unos 60 casos documentados en el mundo.

Por lo tanto, se deduce que hay una zona cerebral que “se encarga” de aportar el acento con el que cada uno habla un idioma determinado. Este acento, en muchas ocasiones, se caracteriza por rasgos tales como de qué forma pronunciamos la “r” (rasgo distintivo del francés), o si empleamos o no determinados sonidos consonánticos.

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